domingo, 23 de febrero de 2014

LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS


"- Al parecer aquí todo el mundo necesita un médico... Tienes la consulta llena de pacientes... Algunos llevan esperando dos semanas...
- ¿Por qué no los enviaste a Pusher o a Carmichael como te dije?
- La mayoría no hubiera ido... ¡Quieren verte a ti!"...

Diálogo entre la enfermera Sally Withers y el doctor Miles Bennell, en "La invasión de los ladrones de cuerpos"

Durante el verano de 2013, después de estudiar una serie de datos obtenidos a partir de un globo sonda procedente de la estratosfera, Milton Wainwright al frente de un grupo de científicos del Departamento de Biología Molecular y Biotecnología de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) publicaron en el Journal of Cosmology unos sorprendentes resultados.

Según estos autores, una serie de microorganismos detectados a 27 Km sobre la superficie terrestre no pueden proceder de nuestro planeta. Este descubrimiento vendría a apoyar la idea de que diferentes formas de vida están continuamente llegando a la Tierra, procedentes desde el espacio.


Microorganismo detectado en la atmósfera terrestre

Si las conclusiones de Wainwright son correctas, estaríamos ante la demostración palpable de un episodio de panspermia. Este concepto, que reconoce que la vida puede originarse en cualquier lugar del espacio y que se desplaza a través del mismo, no resulta para nada novedoso.


Svante August Arrhenius (1859 - 1927)

En 1908, el sueco Premio Nobel de Química Svante Arrhenius popularizó la teoría del origen extraterrestre de la vida en nuestro planeta. El debate y la controversia todavía continúan entre los partidarios que aportan pruebas como las analizadas en el meteorito ALH84001 y en el meteorito Murchison, y los detractores, que entienden que la panspermia explicaría la movilidad de la vida a través del espacio pero sin resolver cómo ésta surgió inicialmente.

CINEFILIA

El concepto metafísico de la panspermia, cuyo precursor pudo incluso haber sido el filósofo presocrático Anaxágoras (500 - 428 a.C.), que concibió el nous (el espíritu, la parte más elevada del alma) como origen del universo y causa de la existencia, se encuentra presente en determinadas escenas iniciales de la decepcionante "Prometheus" (Ridley Scott, 2012)


En la ficción cinematográfica, los meteoritos que han impactado contra nuestro planeta se han convertido en una jugosa fuente de inspiración para el género fantástico y catastrófico.


Un ejemplo de ello puede ser "La semilla del espacio" (Steve Sekely, Freddie Francis, 1962), basada en una novela del afamado escritor británico de ciencia-ficción John Wyndham. Su libreto no deja de ser bastante surrealista: mientras va dejando ciega a gran parte de la población, una lluvia de meteoritos convierte en monstruos a unas plantas (trífidos) procedentes del espacio. Con posterioridad, esta misma proposición ha servido para recrear dos miniseries televisivas: "El Día de los Trífidos" (Ken Hanamm, 1981) en la que el curso de un cometa cercano a la Tierra desencadena la epidemia de ceguera y el desarrollo de las plantas carnívoras asesinas, y su remake  de 2009 dirigido por Nick Copus, donde el origen del fatal fenómeno es una extraña aurora boreal.



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Una repentina e inesperada plaga de ceguera también se convierte en la patología principal de "A ciegas" (Fernando Meirelles, 2008), película sustentada por el libro "Ensayo sobre la ceguera" (1995) del Premio Nobel portugués José Saramago.

A estas alturas, podríamos preguntarnos qué tiene que ver un médico de cabecera con supuestas plagas procedentes del espacio exterior y con extrañas plantas que durante su crecimiento y maduración liberan insólitos frutos de aspecto humano. Todas estas preguntas tienen su respuesta en "La invasión de los ladrones de cuerpos" (Don Siegel, 1956), rodada en apenas 23 días con apenas 15000 dólares para efectos especiales, una de los joyas clásicas de la serie B que dentro de su modestia factura atesora varios e interesantes elementos.


Kevin McCarthy y Dana Wynter

Concebida y producida en pleno auge la Guerra Fría, constituye una metáfora de la paranoia anticomunista de la época. En 1954, la novela original de Jack Finney había visto la luz en forma de serial. 


Recordemos que en aquellos difíciles tiempos, las labores del senador Joseph McCarthy (1908 - 1957) y del Comité de Actividades Antiestadounidenses, con sus nefastas listas negras, habían provocado profundas heridas en los estamentos de Hollywood.

El controvertido filósofo, lingüista y activista Noam Chomsky explicaba recientemente como EEUU es un país inusualmente atemorizado. Esta alarma colectiva se remontaría a los albores de la propia nación, donde los hostiles eran los nativos indios combatidos casi hasta su exterminación. Más tarde, con la emancipación de los esclavos negros, éstos se convirtieron en un nuevo objeto del recelo colectivo, lugar que en la actualidad ocuparían los narcotraficantes latinos y los enemigos musulmanes.


El reciente éxito de las películas de zombies - como "Guerra mundial Z" (Marc Foster, 2013) - y de alienígenas - como "Distrito 9" (Neill Blomkamp, 2009) - representarían las alegorías de este especial desasosiego, del miedo a que algún día los oprimidos se rebelen contra el orden establecido. 
  
El film de Don Siegel combina elementos del cine negro, de terror y de ciencia ficción, protagonizado por el galán Kevin McCarthy en el papel del Dr. Miles J. Bennell. Este médico general tiene su consulta en la pequeña ciudad de Santa Mira, emplazamiento ficticio erigido a partir de las tomas en escenarios reales de diversas poblaciones californianas. 


En compañía de la bella Becky Driscoll (Dana Wynters) pronto se percatará del extraño comportamiento de algunos de sus pacientes, convencidos de que sus amigos y familiares han sido sustituidos por unas copias incapaces de manifestar afectos y sentimientos.


Estos duplicados se irán gestando en el interior de unas descomunales vainas vegetales. Una vez concluida tal metamorfosis, se apoderarán de las mentes de sus desdichados "originales" mientras duermen.


Larry Gates es el Dr. Kauffman

Antes de realizar su terrible descubrimiento, el Dr. Bennell consulta los extraños casos con su colega y amigo, el Dr. Kauffman (Larry Gates), especialista en Psiquiatría, que atribuye los síntomas a un cuadro de neurosis colectiva. Por supuesto, en el momento del diagnóstico, el psiquiatra ya ha sido suplantado por su propia falsificación.

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Existen varias películas abordando trastornos psicológicos generalizados, desde el episodio de paranoia comunitaria ocurrido en 1692 durante los juicios por brujería en Salem (Massachusetts), llevados a la gran pantalla en "El crisol" (Nicholas Hytner, 1996), pasando por la epidemia de agorafobia colectiva de "Los últimos días" (Álex y David Pastor, 2013) o los suicidios en masa de la denostada "El incidente" (M. Night Shyamalan, 2008)

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La usurpación mental con la finalidad de anular la voluntad humana es el argumento central de "Los devoradores de cerebros" (Bruno VeSota, 1958), película de sospechosas coincidencias con "The Puppet Masters" (1951), la novela del popular escritor de ciencia ficción Robert A. Heinlein, a su vez la fuente de inspiración del guión de "Alguien mueve los hilos" (Stuart Orme, 1994) y protagonizada por el siempre inquietante Donald Sutherland.


Precisamente es este veterano actor de origen canadiense el nexo de unión con "La invasión de los ultracuerpos" (Philip Kaufman, 1978), para muchos especialistas la mejor versión de la novela de Finney.


Donald Sutherland es Matthew Bennell

En esta ocasión, el drama se desarrolla en la populosa ciudad de San Francisco. El anterior carácter anticomunista es ahora sustituido por el desencanto sociocultural generado al finalizar la Guerra de Vietnam.


Acompañan en esta cinta a Sutherland un elenco de actores con famosas interpretaciones en señeras películas de ciencia ficción, como Leonard Nimoy, en el papel del Dr. David Kibner, y Jeff Goldblum, como Jack Bellicec. Cuenta además con cameos a cargo del entonces ya veterano Kevin McCarthy y del propio Don Siegel...


Nimoy, Sutherland y Goldblum

En el blog El Cinéfago de la Laguna Negra encontramos un excelente artículo que repasa todas estas películas generadas por la novela de Finney. Además de las aquí comentadas, existen otras dos variaciones:

- "Secuestradores de cuerpos" (Abel Ferrara, 1993), trasladando acción y vainas vegetales a una base militar, nominada en su día para la Palma de Oro en el Festival de Cannes mientras en EEUU nunca llegó a cuajar.



- "Invasión" (Oliver Hirschbiegel, James McTeigue, 2007), donde las vainas vegetales son sustituidas por unos nuevos ladrones de cuerpos, esta vez en forma de esporas. Con un guión supuestamente rescrito por los hermanos Wachowski y con partes de la película filmadas de nuevo, está protagonizada por Nicole Kidman en el papel de la psiquiatra Carol Bennell y secundada por Daniel Craig como Ben Driscoll.



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Sam Peckinpah

El afamado director Sam Peckinpah (1925 - 1984) realiza una reducida actuación en este film, concretamente es el empleado encargado de la lectura de los contadores. En la actualidad, todavía continúa la controversia sobre su intervención en el guión de esta película.

lunes, 17 de febrero de 2014

YO, CRISTINA F


"Lo único que quiero es probarla... Tengo un control total sobre mi misma"...
Cristina F

"Can you dream about anything?
Can you reallly be sure you are not dreaming?
Can you dream - are you dreaming -?
Can you pinched yourself to see that you weren´t dreaming?"

En 1978, tras dos largos meses de investigación, Kai Hermann y Horst Rieckdos periodistas alemanes colaboradores del semanario Stern, escribieron en colaboración con la protagonista, Christiane F, el libro "Nosotros, los niños de la estación del Zoo", el relato desgarrador de una joven prostituta drogadicta a la que conocieron testificando en un juicio por pederastia en un tribunal de BerlínEn la actualidad, Vera Christiane Felscherinow tiene 51 años y una turbulenta existencia a sus espaldas.

Aunque este film no cite expresamente los conflictos existentes en una ciudad dividida en dos por un muro de la vergüenza, sin restarle siquiera un ápice a su veracidad como estampa social de aquella etapa que anticipó al derrumbe y la disolución del Telón de Acero, resulta incuestionable que el libro resultó bastante más ambicioso que la película.


Nacida en Hamburgo, de humilde extracción, Cristina F padeció frecuentes malos tratos y el abandono típicos de una familia desestructurada que había emigrado al gran Berlín a finales de los 60. En la capital, amparada por una pandilla de adolescentes del barrio de Gropiustadt, el mayor foco de delincuencia de Berlín Occidental, comenzó a coquetear con el tabaco, los sedantes, el alcohol y el hachís, para pasar más tarde a drogas duras como el LSD y la heroína.


Gropiustadt, Berlín

Aquellas prominentes y deshumanizadas edificaciones de este barrio berlinés recibieron un tratamiento fotográfico especial para intensificar su desolación. Como dejó escrito el gran Julio Cortázar en sus "Historias de cronopios y de famas" (1962): "hay de un piso de arriba en esta casa, con otras gentes. Hay un piso de arriba donde vive gente que no sospecha su piso de abajo, y estamos todos en el ladrillo de cristal"... Como ruido de fondo, persiste el fragor provocado por los aviones que continuamente despegaban y aterrizaban en el aeropuerto de Tempelhof, posteriormente clausurado, en octubre de 2008.

El libro sirvió de inspiración para "Yo, Cristina F" (Ulrich Edel, 1981) con la participación del propio director en el guión de esta cinta. Los críticos opinan que nos encontramos ante una de las películas más crudas jamás filmadas sobre el mundo de las adicciones.


La repentina desaparición del oscarizado actor Philip Seymour Hoffman ha reavivado la llama de un problema que cada vez afecta a más personas en el mundo. Antaño, la heroína se asociaba a un consumo marginal. Su generosa oferta, bajo precio y mayor control en el acceso de opiáceos con receta están siendo determinantes para que algunos decidan recurrir en los EEUU cada vez más a este peligroso hábito.

En nuestro país la situación difiere, tal vez debido a diversas razones culturales y sanitarias (existe un sistema público de salud que facilita el acceso controlado a los opiáceos). Según la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES) 2011- 2012 solamente el 0.1% de la población consume heroína. Habitualmente se emplea la vía inhalatoria y la edad media de inicio en su consumo se sitúa alrededor de los 21 años. Parece ser que los jóvenes españoles de entre 14 y 18 años no se sienten atraídos por este tipo de droga.

En la década de los 70, la República Federal de Alemania se había convertido en el mayor consumidor de heroína a escala mundial.

HEROÍNA: BREVES APUNTES HISTÓRICOS

En 1883, mediante la acetilación del clorhidrato de morfina, el químico alemán Heinrich Dreser consiguió sintetizar la diacetilmorfina, popularmente conocida como heroína. En 1898, apenas unos días después de la famosa Aspirina, esta droga se comercializó por los Laboratorios Bayer.



Inicialmente fue empleada como un fármaco para aliviar la tos, llegando incluso a administrase a niños. Se metaboliza a nivel hepático en morfina, si bien la adicción provocada por la heroína es mucho más potente. En 1913, el laboratorio alemán abandonó su producción, aunque hasta 1971 la heroína podía adquirirse en las farmacias alemanas.

Retomando la película, para encarnar a la protagonista el director eligió entre unas 2000 aspirantes a la jovencísima y frágil Natja Brunckhorst, que durante la etapa de rodaje contaba apenas 14 años de edad. Su interpretación resultó veraz y harto convincente. 




Natja Brunckhorst es Cristina F

Quizás haya determinados papeles que marcan la carrera de un artista, en este caso una actriz no prolífica, de la que recordamos ahora su breve actuación en el icono más representativo del género cinematográfico gay, "Querelle" (Rainer Werner Fassbinder, 1982)



Respecto a las drogodependencias, varias escenas nos presentan a unos jóvenes que sobreviven entre la necesidad y la marginalidad, pero sin embargo buenos conocedores de los efectos de la drogas y de su riesgo de adicción. En otras palabras, no son ignorantes. El arrepentimiento y el propósito de enmienda son sentimientos constantes en los toxicómanos aquí retratados.

Hete aquí la nota que uno de los amigos de Cristina F dejó al suicidarse: "me voy a suicidar porque un drogadicto no le aporta a sus padres ni a sus amigos más que sinsabores, preocupaciones, malestares y desesperación. Uno no sólo se destruye a sí mismo, sino que destruye a los demás. Quiero darles las gracias a mis queridos padres, a mi querida abuela. Me he convertido en un despojo humano. Ser toxicómano es lo más denigrante que pueda existir. ¿Qué es, por lo tanto, lo que precipita al infortunio a seres jóvenes y llenos de vida? Quisiera poner sobre aviso a todos aquellos que un día u otro se preguntarán: ¿qué tal si la pruebo? Mírenme a mí, miren en lo que he llegado a convertirme, pobres cretinos. Adiós, Simona. Quedarás liberada de tu desdicha".

En la mayoría de las ocasiones, las causas que les han impulsado a iniciarse en su dependencia han sido la mera curiosidad y el afán por experimentar qué es lo que ocurre cuando uno está colgado. Sin embargo, los que ya están enganchados siempre advierten a los neófitos sobre los peligros del consumo. 




A medida que el film avanza, el deterioro físico de la protagonista lo va haciendo también, paralelamente. Resulta simbólico el cambio en el color provocado en su cada vez más desaliñada y larga cabellera, pasando de un hermoso dorado natural al anaranjado degradado y macilento.

SOUND DISKOTHEK

Toda pandilla tiene su guarida, su lugar de encuentro y reunión. En "La naranja mecánica" (Stanley Kubrick, 1971) los drugos de Alex DeLarge se juntaban en el Dorova Milk Bar donde les servían leche plus: "leche con venloceta o con dencromina"...



Cristina y sus amigos frecuentan el Sound, una moderna discoteca berlinesa en la se toleraba el tráfico de todo tipo de drogas. En ese entorno sombrío, mientras toma un vaso de zumo de cerezas, nuestra joven protagonista observa atentamente todo lo que ocurre a su alrededor.

Muchos de los extras que aparecen en el Sound y en la estación de tren eran realmente jóvenes adictos y prostitutas elegidos por el equipo de producción para aportar mayor veracidad a esta película.

CINEFILIA

En una de las escenas del Sound, Cristina se topa en los servicios de la discoteca a un joven inconsciente con la aguja todavía clavada en su brazo. En las pantallas del local estaban proyectando unas secuencias de "La noche de los muertos vivientes" (George A. Romero, 1968)



Precisamente, por su aspecto mortecino y extremadamente demacrado, Frank, uno de los colegas de Cristina recibía el apodo de "Zombie"...



También existe una sucinta referencia de "Nosferatu" (F.W. Murnau, 1922) entre las proyecciones del Sound.

Cristina se enamora de Detlef (Thomas Haustein) un muchacho que se gana la vida como chapero y trapicheando. Veamos unas curiosidades sobre este actor, que nunca antes había trabajado en el cine y jamás volvió a hacerlo. Fue escogido entre centenares de aspirantes, elegido por el director de la película cuando frecuentaba la discoteca. Apenas contaba entonces 15 años. En la actualidad, Thomas brega como un asistente social especializado en problemas con las drogas. Con el paso del tiempo, incluso llegó a conocer al verdadero Detlef, que conducía un autobús para discapacitados perteneciente a una comunidad social; por fin la vida le había sonreído y disfrutaba de la compañía de su esposa y familia...



También durante el rodaje, Thomas trabó amistad con la verdadera Cristina F y su amiga Stella, que desempeñó un breve papel en el film. Thomas y Stella salieron juntos durante un tiempo. En 2004, la frágil salud de Stella se apagó definitivamente, tras largos años abusando del alcohol y de las drogas. En la película, la actriz Kerstin Ritcher fue la encargada de dar vida a la malaventurada Stella...




Natja Brunckhorst y Thomas Haustein son Cristina y Detlef

Estos personajes y su relación sentimental evocan a aquella otra pareja de yonkis de "Pánico en Needle Park" (Jerry Schatzberg, 1971) donde Al Pacino se mete en la piel de un exiguo camello y toxicómano llamado Bobby y Kitty Winn en el de su desvalida novia Helen, desdichados personajes que pululaban por Nueva York en la confluencia entre Verdi Square y Sherman Square (el Parque de las Agujas) en la procura de un chute con que apaciguar el mono...




Al Pacino y Kitty Winn 

Los trenes continuaban llegando a la Banhhof Berlin Zoologischer Garten, ubicada en el antiguo distrito de Kurfürstendamm, entonces la única y principal estación de ferrocarril del Berlín occidental. En su entorno coexistían el trapicheo con la prostitución juvenil. Es el hábitat de Axel (Jens Kuphal), Bern (Jan Georg Effler) y Babsi (Christiane Reichelt).


EL SÍNDROME DE ABSTINENCIA

Se trata de un conjunto de reacciones que se desencadenan cuando una persona adicta a una sustancia psicoactiva deja de consumirla. Sin lugar a dudas, de entre todas las drogas, la heroína es la que provoca mayores daños y mayor dependencia.



Llegamos a una parte crucial de la película. Cristina y Detlef deciden encerrase en una habitación para desintoxicarse juntos. Emplearán metadona y diazepan. De esta manera nos convertimos en testigos de las vicisitudes de la joven pareja tratando de superar el temible síndrome de abstinencia que cursa con desagradables alteraciones físicas y psicológicas: lagrimeo, rinorrea, calambres, dolores musculares, fuerte ansiedad, taquicardia, fiebre, escalofríos, diarrea, vómitos... Este cuadro suele ser muy aparatoso, empeora según transcurre el tiempo y puede llegar a provocar alucinaciones y convulsiones. La representación de este síndrome realizada por ambos actores resulta dramática y conmovedora.

A pesar de que la pareja consigue superar este calvario físico, la dependencia psicológica junto al regreso al entorno de conocidos consumidores desencadena nuevamente su enganche a la heroína.

Existe otra escena conmovedora: Cristina y Detlef encuentran muerto a Axel por una sobredosis. Asustados, abandonan el piso del difunto, no sin antes llevarse una jaula con un canario, austera compañía de los jóvenes en aquel antro de enfermedad y de muerte. Una vez más, ambos piensan en la desintoxicación... Pero la abstinencia es tan fuerte que enseguida olvidan en aquel portal sus buenos propósitos y al pobre pájaro enjaulado.

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Durante bastante tiempo, la relación entre adolescencia y drogas ha sido un tema tabú, incluso en el mundo del cine. En España, a principios de los 80, algunos directores y guionistas se atrevieron a mostrar sus ideas sobre el tema. Es el caso de "El pico" (Eloy de la Iglesia, 1983), cinta en la que se involucran cuestiones como la adicción a la heroína, la delincuencia juvenil e incluso la situación política en el País Vasco




José Luis Manzano (1962 - 1992)

Como en tantas otras ocasiones, la delgada línea roja que separa realidad y ficción fue rebasada por José Luis Manzano, el protagonista de ésta y otras cintas de Eloy de la Iglesia, fallecido a los 29 años víctima de una sobredosis de heroína.

Años más tarde, vendría el peculiar e iconoclasta retrato de un grupo de heroinómanos de Edimburgo en "Trainspotting" (Danny Boyle, 1996), trampolín a la fama de Ewan McGregor (Renton) y Robert Carlyle (Begbie). Porque, "¿para qué necesitas razones cuando has pillado heroína?"...




DAVID BOWIE

La música y la figura de David Bowie planean sustancialmente sobre este film: los póster que decoran la habitación de Cristina F, la chaqueta favorita de la chica, la portada de su disco "Changes-One-Bowie" (su primer álbum recopilatorio publicado por RCA Records en 1976), las imágenes de su supuesto concierto en Berlín... Y, por supuesto, los acordes de su tema estrella, "Heroes", en su versión alemana "Helden"...



En este magnífico artículo de Transit: Cine y otros desvíos hemos encontrado valiosas informaciones sobre la relación de David Bowie con la capital alemana (su "Trilogía de Berlín""Low", "Heroes" - el único disco grabado completamente en Berlín - y "Lodger", editados entre 1977 - 1979) y su participación en esta película como artista invitado interpretando el tema "Station to Station", repleto de distorsiones, sonido de trenes y espectrales notas de piano. Varios temas pertenecientes a esos discos forman parte de la banda sonora de esta cinta.



Obras concebidas durante su estancia en Berlín, muchos de estos temas se encuentran influenciados por la música electrónica de grupos alemanes como Kraftwerk. El etéreo compositor Brian Eno, Adrian Belew y Robert Fripp, ambos futuros guitarristas de King Crimson, fueron  estrechos colaboradores destacados en estos discos de Bowie.

Respecto a las escenas de su concierto, partes de este metraje corresponden en realidad a uno de los ofrecidos por AC/DC en la República Federal de Alemania. El resto se había filmado en el Club Hurrah de Nueva York, en 1980, aunque el director se las ingenió para adaptarlo a un hipotético club berlinés.