domingo, 20 de marzo de 2011

EL DISCURSO DEL REY



"Estoy seguro de cualquiera que quiera curarse..."
Lionel Logue en "El discurso del Rey"




El verdadero discurso del rey...


Aunque la experiencia ha demostrado que esta teoría ya no es válida, mi madre continúa pensando que la disfemia que padecí durante una brevísima etapa de mi infancia fue debida a una especie de trauma psicológico causado por una vieja amiga suya, cuando se empeñó en meterme en una piscina aun sin saber nadar. Todavía conservo dicha reminiscencia en mi memoria, aunque no recuerdo haber tartamudeado nunca...

El 31 de octubre de 1925, el Duque de York y futuro rey Jorge VI del Reino Unido, Bertie en el ámbito familiar, se enfrentó a uno de los mayores retos de su vida: pronunciar el discurso de clausura de la Exposición del Imperio Británico en el estadio de Wembley, inaugurada por su padre el rey Jorge V (interpretado por el camaleónico Michael Gambon) el 23 de abril de 1924. Esta intervención fue radiada por la BBC.



Afectado de tartamudez desde la infancia, sufría por ello un enorme complejo. "El discurso del Rey" (Tom Hooper, 2010) es la aclamada y galardonada película británica que nos muestra su encomiable afán de superación. El protagonista es Colin Firth, ganador del último Óscar como mejor actor principal.


Jorge VI (1895 - 1952) el día de su coronación

Los más prestigiosos especialistas de la época en trastornos de la dicción no fueron capaces de ayudarle, hasta que en 1934, su esposa Isabel, la futura Reina Madre (Helena Bonham Carter) descubre la consulta de Lionel Logue (impecable y nominado Geoffrey Rush) un fonoaudiólogo australiano autodidacta, poseedor de una metodología considerada en aquel entonces poco ortodoxa. 


En medio de la espesa niebla londinense, la Duquesa de York encuentra en Harley Street la sombría consulta de Logue, que  se compromete a curar la tartamudez de su regio consorte.

Un breve inciso; en la película, se describe al Duque de York como un fumador empedernido, al que sus propios médicos le consentían tan malsano hábito con la finalidad de relajar su garganta. Logue se lo prohibió taxativamente pues creía que el tabaco perjudicaría gravemente la salud de su paciente. Por desgracia, el tiempo le daría la razón, ya que Jorge VI falleció en 1952 a consecuencia de un cáncer de pulmón. Tenía tan solo 56 años.

Como anécdota, en una escena en la que transcurre el tráfico rodado por Londres, podemos leer en un gran cartel de la fachada de un edificio - "Bovril nourishes you to resiste Flu" - una referencia al popular extracto de carne de vacuno tradicionalmente recomendado para limitar los estragos de la gripe, además de sus otras múltiples aplicaciones.



Lionel Logue era descendiente de una familia de industriales cerveceros originarios de Dublín y radicados en Adelaida (Australia). Poseedor de una voz clara y poderosa, habría recibido una extensa formación en técnicas de dicción y alocución, que más tarde impartiría en Perth a sus discípulos.


El verdadero Lionel Logue junto al actor Geoffrey Rush

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, trabajó con soldados afectados por síndrome de estrés postraumático que como consecuencia además padecían trastornos del lenguaje. En 1924, Logue, su esposa Myrtle (Jennifer Ehle) y sus tres hijos viajaron a Londres donde él comenzó a trabajar como logopeda en diferentes colegios de la metrópoli. Abrió su consulta en el 146 de Harley Street, actualmente una zona exclusiva donde ejercen la medicina más de 1000 profesionales; en sus humildes estancias trataría como a un paciente más al mismísimo Duque de York. Tras una exitosa vida y carrera profesional, falleció en la capital británica en 1953. Por sus servicios personales a la corona británica fue condecorado por su monarca con la Orden de la Reina Victoria.

¿QUÉ ES LA TARTAMUDEZ?

Se trata de un trastorno de la comunicación caracterizado por interrupciones involuntarias del habla acompañadas de una excesiva tensión muscular en la cara y en el cuello, miedo y estrés.

http://es.wikipedia.org/wiki/Tartamudez

En este film, observamos que la tartamudez padecida por Bertie es mixta, de tipo tónico-clónica, si bien predominan estos últimos elementos en forma de repeticiones de sílabas que comienzan por consonantes oclusivas y al principio de las palabras. Podemos constatar esta percepción en una escena en la que el Duque de York relata un cuento a sus pequeñas hijas Isabel (la actual Isabel II) y Margarita.

Desde la primera consulta, el terapeuta trata de cultivar la empatía con su envarado y adusto paciente. Descubre que la tartamudez comenzó cuando Bertie tenía 4 ó 5 años, etapa en la que este trastorno se inicia en la mayoría de los casos. Recordemos que sólo 1 de cada 20 niños continúa siendo tartamudo en la edad adulta. También se percata de que Bertie trabuca las palabras sólo cuando se comunica con los demás, nunca cuando lo hace mentalmente o para sí mismo.

Devoto de Shakespeare, Logue trata que el príncipe lea en voz alta un fragmento del famoso monólogo de Hamlet. Mientras lo hace, intenta grabar su voz con un moderno fonógrafo norteamericano de marca "Silvertone", capaz también de reproducir lo grabado en el soporte de vinilo.


Sólo conseguirá que Bertie lea correctamente cuando encubre el sonido de sus palabras mediante unos auriculares en los que suenan atronadores los acordes de la Obertura de "Las bodas de Fígaro" del genial Wolfgang Amadeus Mozart. Por cierto, la referencia a esta pieza ha sido obviada en la banda sonora del film, obra de Alexandre Desplat.


A medida que avanza la película, Bertie se sincera con su terapeuta. Le narra su infausta infancia, bajo la tutela de niñeras, zurdo obligado a ser diestro y patizambo torturado día y noche con unas terribles plantillas metálicas. Los trastornos de la lateralidad también fueron implicados en la génesis de la disfemia por algunos autores, aunque esta teoría ha sido desechada en la actualidad.


Gracias a la instrucción de Logue, finalmente el monarca Jorge VI consiguió vencer la tartamudez y enardecer a su pueblo mediante un primer discurso pronunciado en los albores de la Segunda Guerra Mundial. En estas escenas, como fondo musical, escuchamos la sobriedad del 2º movimiento de la 7ª Sinfonía de Beethoven.





EDUARDO Y WALLIS...


Paralelamente a la historia de Bertie y su terapia, la película nos hace partícipes de la relación entre David, el hermano mayor y efímero monarca Eduardo VIII (Guy Pearce), que finalmente renunciaría a los honores de la corona británica a cambio del controvertido amor de la dos veces divorciada norteamericana Wallis Simpson (Eve Best), pero conservando hasta su muerte el título de Duque de Windsor. Esta abdicación tan inusualmente romántica posibilitó que Bertie pasara a reinar convirtiéndose en el rey Jorge VI.


Wallis Simpson y Edward (David), Duques de Windsor

En esta película aparecen personajes históricos como los primeros ministros Stanley Baldwin (Anthony Andrews), Neville Chamberlain (Roger Parrot) o el mismísimo Winston Churchill (Tymothy Spall), algunos de los cuales insistieron en la conveniencia de que el rey Eduardo VIII se centrase más en las cuestiones del gobierno en aquellos tiempos prebélicos, recomendándole el abandono de la entonces escandalosa relación con la Sra. Simpson...


OTROS DATOS SOBRE MEDICINA E HISTORIA:


Este film se refiere tangencialmente a los últimos días del rey Jorge V, afectado al parecer por una grave neumonía, y cuyo fallecimiento tal vez fuera provocado por una inyección de morfina y cocaína aplicada como analgésico por su médico personal, el Dr. Bertrand Dawson.


También encontramos una breve referencia al malogrado príncipe John (1905 - 1919), el hermano menor de Bertie, mientras éste le cuenta a Logue recuerdos de su infancia. Desde los 4 años, el pequeño John padeció severos ataques epilépticos refractarios a tratamiento; probablemente también sufriera autismo. A la edad de 13 años, tras empeorar irremisiblemente su enfermedad, fue recluido en una granja cercana al palacio de Sandringham, en Norfolk, donde recibía frecuentes visitas de su madre y vivía apartado de toda responsabilidad en la corte, en compañía de su niñera Charlotte Bill "Lala" y de su fiel amiga Winifred Thomas. Su infausta existencia fue llevada a las pantallas en la cuidada serie televisiva titulada "El príncipe perdido" (Stephen Poliakoff, 2003).





CINEFILIA:

En "El discurso del rey" interviene Derek Jacobi, en el papel del Arzobispo Cosmo Lang. Este laureado actor británico alcanzó gran popularidad el protagonizar la serie televisiva "Yo, Claudio", basada en la novela homónima del escritor Robert Graves, en la que encarnaba al atormentado emperador romano tartamudo, cojo y repleto de tics.


Como apunte histórico, destacamos que Jorge VI fue el último emperador británico de la India (nación independiente desde 1947), así como el último rey de Irlanda (declarada república en 1949).

Un poco de cinefagia: la escena mostrándonos la clausura de la exposición inicial y que supuestamente tiene lugar en el estadio de Wembley, fue filmada en realidad en Leeds en el estadio de Elland Road, cuya apertura data de 1897. El viejo Wembley fue demolido en el año 2002 y el macroestadio actual es del 2007.


El viejo Wembley (1923 - 2002)


Más cinefagia. La Gran Residencia de Lord Edward Davenport, la elegante y lujosa mansión que ocupa el 33 de Portland Place en el selecto barrio de Marylebond (Londres) sirvió para filmar los exteriores del supuesto hogar de los Duques de York, mientras que parte de sus interiores fueron aprovechados para recrear la mayoría de las escenas ambientadas en el despacho de Lionel Logue.



domingo, 6 de marzo de 2011

CISNE NEGRO



Tengo que agradecerle a Irene Rodríguez Calzadilla y sus compañeros de 5º de Medicina la invitación que me realizaron para glosar y debatir sobre esta película. Y es que Darren Aronofsky resulta un cineasta sorprendente. En este mismo blog hemos reflexionado sobre dos de sus obras anteriores, "Requiem por un sueño" (2000), basada en la novela y el guión de Hubert Selby Jr, y "El luchador" (2008) en la que el baqueteado Mickey Rourke, a modo de legendario ave fénix, consigue renacer de sus cenizas.


Darren Arofnosky dando instrucciones a la protagonista

Tratar de filmar una película sobre la danza resulta una aventura arriesgada, y si no nos creen repasen "West Side Story" (Robert Wise, 1961) o "All That Jazz" (Bob Fosse, 1979). En el caso que nos ocupa, el despliegue técnico nos ha parecido una admirable labor de artesanía, especialmente la dirección de fotografía con Matthew Libatique al frente (antiguo colaborador de Aronofsky en "Requiem por un sueño"). Las cámaras se esfuerzan tratando de captar unos primeros planos dinámicos de la protagonista, plenos de dramatismo y emotividad. El clímax de la expresividad se alcanza en una de las escenas finales y mejores de este film, cuando Nina se va transformando sobre el escenario en un majestuoso Cisne Negro.

Como otros tantos, hemos sufrido la tentación de identificar el mérito de esta película con el de su actriz principal. Natalie Portman es Nina Sayers, una bailarina obsesionada con la belleza y la perfección. Galardonada con el Óscar a la mejor actriz en su última edición, la joven actriz israelí - estadounidense hubo de perder 10 kg de su ya de por sí frágil humanidad. 


Este esfuerzo adicional tiene sus precedentes en otras magistrales caracterizaciones como por ejemplo la de Robert De Niro en "Toro Salvaje" (Martin Scorsese, 1980), obligado a engordar 25 kilos para conseguir la obesidad del boxeador retirado Jake La Motta, la del galán George Clooney aumentando 20 kilos para "Syriana" (Stephen Ganghan, 2005) o la de Christian Bale al protagonizar "El maquinista" (Brad Anderson, 2004), donde necesitó adelgazar 28 kilos para meterse literalmente en el pellejo del insomne Trevor Reznik.




Pero la palma se la llevó Jennifer Jason Leigh en el telefilm "The best little girl in the world" (Sam O´Steen, 1981), para el que que perdió ¡40 kilos!.


Natalie Portman es Nina Sayers

Este film resulta parco en escenarios. Nina se mueve prácticamente entre su casa y el Lincoln Center, la casa común de la Opera Metropolitana, del Ballet y de la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Su ambiente doméstico es sinónimo de claustrofobia, girando alrededor de la danza y la omnipresencia de Erica Sayers (Barbara Hershey), la madre empeñada en revivir su frustada carrera como bailarina en la persona de su hija Nina. Cada noche, la muchacha trata de conciliar el sueño con la melodía de "El lago de los cisnes" que dimana de una vetusta caja de música.

Sin embargo, esta película es rica en ambigüedades y en espejos, que abundan en el domicilio y en las salas de ensayo. El recurso estético y narrativo del Doppelgänger sirve para generar ciertas dudas en el espectador: ¿es real o imaginario todo lo que le sucede a Nina en este thriller psicológico?



Intentaremos diseccionar por partes el trabajo del director. "El lago de los cisnes" es el primero de los ballets compuestos por el compositor ruso Piotr Chaikovski (1840 - 1893), en el que narra las desventuras de Odette, la reina cisne encantada por el malvado mago Rothbart. Solamente el amor será capaz de romper el hechizo que mantiene cautivas a Odette y a sus compañeras, cisnes durante el día y hermosas muchachas tras ocultarse el sol. El príncipe Sigfrido se enamora perdidamente de Odette invitándola a una fiesta en palacio con la intención de anunciar su compromiso. Pero el malvado nigromante provoca su confusión haciendo pasar a su hija Odile por Odette. En esta película, el ballet escoge el sacrificio de Odette como final del drama. Hete aquí la dualidad entre el Cisne Blanco - Odette, y el Cisne Negro - Odile, papeles antagónicos que deberá bordar Nina como primera bailarina.


La tenacidad de Nina, el estrés provocado por los ensayos llevados al límite (hasta la extenuación física y el estrago psicológico), la supervisión permanente de una madre represora, la inflexibilidad de Thomas Leroy (Vincent Cassel), el cínico y exasperante director del ballet, empeñado en conseguir los favores de una joven que todavía no ha descubierto su propia sexualidad, conforman un conjunto de circunstancias que conformarán la patología de Nina.





UN DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL...


Desde el punto de vista médico, ¿podemos intentar conocer qué trastornos pudiera padecer nuestra protagonista?


Durante las escenas iniciales, observamos el frugal desayuno que su madre le ofrece a Nina: medio pomelo... La extrema delgadez de la muchacha nos haría sospechar en un posible trastorno de la alimentación. A lo largo de la película, constatamos cómo Nina se encierra para vomitar repetidamente en diferentes ocasiones.


Otros rasgos observados en este personaje podrían inclinarnos hacia un trastorno paranoide la personalidad, sobre todo por su marcada tendencia al aislamiento y su excesivo recelo. Las primeras bailarinas tienen el derecho (o el castigo) de un camerino individual, al margen del resto de la compañía. En la soledad de ese habitáculo, y en la pequeña sala de ensayo habilitada en su propia casa, Nina pasa incontables horas delante del espejo para caracterizarse como la Reina Cisne y para perfeccionar su técnica.



Otro dato característico a favor de un posible trastorno de la personalidad es la convicción de que las demás bailarinas hablan de ella y la critican a sus espaldas, incluso llegando a conspirar en su contra, sospechas especialmente focalizadas en su rival y sustituta, la sugerente Lily (Mila Kunis). Amigas en la vida real, parece ser que la propia Natalie Portman influyó notablemente a la hora de contratar a la bella actriz ucraniana para dicho papel. Poco a poco, vamos comprobando como todos los intentos de aproximación hacia su intimidad son considerados por Nina como parte de una conspiración en su contra, llegando incluso a encajar expresiones y comentarios en el convencimiento de su delirio persecutorio.



Mila Kunis es Lily


Las personas con trastorno paranoide de la personalidad no suelen tener amigos, como en el caso que nos ocupa. Cuando Thomas Leroy se lleva a Nina a su lujoso apartamento con la intención de seducirla, al coreógrafo no le sorprende que la joven no tenga novio, y que su experiencia como amante sea prácticamente nula.


Una segunda posibilidad diagnóstica es que la protagonista padezca un trastorno delirante. Para esta conjetura nos basamos en su convencimiento de ser perseguida y amada a la vez, personalizando ambas sospechas tanto en Thomas Leroy como en Lily, si bien la línea argumental de la película nos plantea serias dudas sobre lo ocurrido la noche en que ambas jóvenes se sumergen en el desenfreno de la noche neoyorquina, por la interferencia del abuso etílico y el consumo de éxtasis. El efecto estimulante y la desinhibición provocados por la ingesta de MDMA en Nina son retratados en el film con gran veracidad. Su mezcla con el alcohol resulta especialmente peligrosa. Los expertos han descrito una serie de perturbaciones neuropsicológicas asociadas al consumo de esta droga, como  la alteración de la percepción temporal y visual, la pérdida de la sensación de realidad, la labilidad emocional y la aparición o exacerbación de los delirios de persecución.




Vincent Cassel es Thomas Leroy


Estimamos menos probable que Nina padeciera una esquizofenia paranoide, a pesar de que en este film pudiéramos percibir algún indicio de ello. Una de las características de esta enfermedad es la presencia de delirios sistemáticos o alucinaciones frecuentes relacionadas con un único tema, en este caso, escuchar voces denigrantes. Nina no escucha voces, aunque sí percibe risas burlonas que ella cree procedentes del resto de las bailarinas. Las alucinaciones visuales son limitadas, restringidas a la aparición de una Beth con las piernas completamente destrozadas por las lesiones causadas en un atropello automovilístico, o de los retratos que pinta su madre cobrando una aterradora vida.


No podíamos finalizar este apartado sin hacer una referencia al breve trabajo realizado por Wynona Ryder en el papel de la otrora diva del ballet, Beth Macintyre. Por cuestiones de edad se verá abocada a poner fin a su exitosa carrera y deberá resignarse además con la privación de las atenciones de su antiguo director y quizás amante, el coreógrafo Leroy, que ha encontrado en Nina una nueva figura que la sustituya sobre los escenarios y en su corazón.


Wynona Ryder es Beth Macintyre


Sin el debido tratamiento, las personas que padecen una esquizofrenia paranoide pueden resultar demasiado ansiosas, irritables, ser litigantes e incluso agresivas. Todo ésto es patente en Nina en la escena donde trata de impedir que su madre entre en su cuarto: Erica termina con una mano fracturada. La autoagresividad también queda patente en esta obra, jugando con un elemento extremadamente desagradable para los espectadores: las lesiones en las uñas de los pies y de las manos. 


Como anécdota mantengo el enojoso recuerdo de parte del público abandonando la sala de proyección durante "El crimen de Cuenca" (Pilar Miró, 1979), cuando alcanzamos la escena en la que a un prisionero sufría como suplicio el descuaje de sus uñas mediante una tenaza... Por cierto, a Bob Barnes, al personaje que interpreta George Clooney en "Syriana" también la arrancan una uña de la mano como sádica tortura.






Al contrario que las personas que sufren un trastorno delirante, los esquizofrénicos suelen ver afectada sus capacidades laborales, sus relaciones sociales y su propio cuidado. Estas últimas características no parecen estar tan claras en "Cisne Negro".


También podemos dudar sobre la causa orgánica de los eccemas y arañazos que aparecen en la espalda de Nina. En personas susceptibles, el estrés puede provocar lesiones cutáneas como urticaria y dermatitis psicógena, máxime si éste es permanente y sostenido. Otras posibilidades quedan abiertas al enterarnos que la madre es testigo del constante rascado de Nina mientras duerme.


Para aquellos interesados en leer otras críticas de esta película:




miércoles, 2 de marzo de 2011

EL GRAN MOMENTO



Comenzando por el final: "... the incandescent moment he ruined himself for a servant girl and gained immortality..."


"El gran momento" (Preston Sturges, 1944) constituye un clásico que suele ser repuesto en televisión durante los períodos vacacionales, especialmente en Navidades, suponemos que debido al mensaje solidario con el que culmina esta película, en una linea edificante similar a "Capitanes intrépidos" (Victor Fleming, 1937) o a "Qué bello es vivir" (Frank Capra, 1946).

El guión del propio Sturges se basó en la novela "The Triumph Over Pain", de René Füllöp-Miller (1891 - 1963) escritor, sociólogo y profesor norteamericano de origen austro-húngaro. En 1908, Füllöp habría estudiado química en la Universidad de Viena, aplicando más tarde en su relato los conocimientos obtenidos allí sobre el óxido nitroso, el cloroformo, el éter y otros anestésicos.



Sirvan como preámbulo estos breves apuntes históricos. En el siglo XIII, Paracelso y Raimundo Lullio constataron los efectos narcotizantes producidos al mezclar ácido sulfúrico con alcohol caliente. En 1540, Valerius Cordus publicó en su obra "Artificiosis extractionibus" el descubrimiento del éter sulfúrico, al que denominó vitriolo dulce (oleum dulce vitrioli).


Dos siglos más tarde, en 1730, August Siegmund Frobenius bautizó a esta sustancia como éter. En 1772, Joseph Priestley descubrió el óxido nitroso o gas hilarante, y el obstetra escocés James Y. Simpson generalizó el uso del cloroformo a partir de 1842.









Entre medias, el mismísimo Michael Faraday había dejado escrito que al inhalar vapores de éter mezclados con el aire común se producían efectos similares a la aspiración de óxido nitroso.


La acción de esta película gira en torno a las aventuras y desventuras de William Thomas Green Morton (1819 - 1868), el dentista de Boston pionero en la utilización del éter sulfúrico como anestésico en odontología.


Si hacemos caso a la historia, el Dr. Crawford W. Long comenzó a usar el éter como anestésico antes que Morton. Empleando esta sustancia, el 30 de marzo de 1842 operaba de un tumor en el cuello a un paciente llamado William Venable, pero no publicó sus experiencias hasta el año 1849. El 30 de septiembre de 1846, Morton consiguió extraerle un diente sin dolor a su paciente Eben H. Frost. Y así se apuntó el tanto y la fama...




Dr. Crawford Williamson Long


W.T.G. Morton siempre trató de mantener en secreto el método de obtención de su descubrimiento, al que por cierto denominó "Letheon", en honor a las aguas mitológicas del río del olvido; pretendió explotarlo como monopolio, así como la patente del artefacto para la inhalación del gas anestésico. 




El dispositivo para inhalar el Letheon, ante un retrato de W.T.G. Morton

Su hallazgo se había basado en las enseñanzas recibidas por parte del Dr. Charles T. Jackson, eminente médico y profesor de Harvard, que descolló además en los campos de la química, la mineralogía y la geología. 




El profesor Dr. Charles T. Jackson


La mayoría de estos personajes históricos aparecen en este clásico de la Paramount...


El papel de protagonista recayó en el galán Joel McCrea, un gigante (en el sentido figurado y en la realidad - 191 cm -) de los clásicos del western, una figura de la talla de Randolph Scott, por ejemplo, situado en esta ocasión al frente de un elenco de excelentes actores de reparto como William Demarest, encarnando al sufrido y más tarde devoto Eben Frost, o Julius Tannen, transformado en el iracundo y alcoholizado Dr. Charles T. Jackson.


La escena inicial transcurre en el monte de piedad de Boston, durante el crudo invierno de 1868. Un anciano mercader y violinista desempeña un medallón de plata conmemorativo dedicado al "benefactor del género humano, con la gratitud de la humanidad". Aunque de momento no podemos reconocerlo, se trata de Eben Frost, el primer paciente odontológico supuestamente tratado con éxito gracias al éter sulfúrico. Una vez recuperado tan preciado galardón, parte hacia una casa en la campiña nevada, con la intención de devolvérselo a Elizabeth Morton (Betty Field) la viuda del Dr. W.T.G. Morton.




Mientras ella se queja amargamente de la ingratitud y la injusticia padecidas por su esposo, especialmente por parte del estamento médico, el viejo Eben la consuela diciéndole que algún día existirán una calle y un hospital recordando su memoria. Efectivamente, en la actualidad existe en el área metropolitana del gran Boston una Morton Avenue y en Taunton (Massachusetts) un Morton Hospital and Medical Center... 

Existe un precioso monumento en los Jardines Públicos de Boston titulado "Good Samaritan Monument to Ether", en el que una estatua del buen samaritano recogiendo a un joven en su regazo se apoya sobre cuatro columnas repletas de alegorías sobre la derrota y el sometimiento del dolor. Sin embargo no contiene mención alguna sobre el Dr. Morton...



En modo flash-back, conoceremos la historia de William Morton y de su célebre descubrimiento. En realidad, existió una pugna tenaz entre el dentista de Boston y sus rivales por la patente del Letheon, simple éter sulfúrico rectificado que se podría obtener fácilmente en cualquier farmacia especializada, así como por el dispositivo para la inhalación de esta sustancia. A pesar de todo, el Dr. John C. Warren (interpretado por el veterano Harry Carey), el prestigioso cirujano y profesor de Harvard que confió en Morton a la hora de emplear este anestésico en sus intervenciones, le propuso al Congreso norteamericano un especial reconocimiento para su labor. Pero aquellos supuestos 100000 dólares concedidos por el gobierno nunca fueron avalados por el entonces presidente Franklin Pierce, y Morton finalizó sus días en su granja familiar, olvidado y apartado del éxito y la riqueza.

Ni que decir que el pobre Morton tenía todas las de perder. Estamos en los años inmediatamente previos a la terrible Guerra de Secesión. Debía litigar contra los cirujanos militares, que habían encontrado en el éter el anestésico ideal para emplear en las amputaciones que tan frecuentemente debían realizar a los soldados heridos en combate, así como enfrentarse además a la poderosa asociación de médicos americanos (AMA), que no estaba dispuesta a abrirle las puertas al que consideraban un mero dentista, un avaricioso y egoísta sacamuelas de Boston.


Betty Field y Joel McCrea son Lizzy y William Morton

Después de ver desestimadas sus demandas en los tribunales, en una escena repleta de comicidad, el propio Morton arremete contra el industrial que suministra los inhaladores de cristal al gobierno. Vuelan por al aire las botellas y bastón en mano derriba todos los mostradores y las estanterías que encuentra a su paso.

La viuda Morton le cuenta al atento Eben Frost cómo otros reclamaron la paternidad o sus contribuciones al descubrimiento de la anestesia: el Dr. Charles Jackson, el Dr. Horace Wells (Louis Jean Heydt), el Dr. Crawford...

Con su maestría de experimentado cineasta y comediógrafo, Preston Sturges nos cuenta cómo William Morton se pone en contacto con Charles Jackson en una taberna llamada "Costello´s". Días atrás, coincidiendo con una odontalgia que padecía Horace Wells a causa de un descomunal flemón, Jackson les había hablado de unas gotas capaces de adormecer los nervios dentales... El irónico profesor de Harvard le pregunta si ha probado con aceite de clavo. Visiblemente enfadado, Morton le revela haber trabajado con aceite de clavo, alcanfor mentolado... ¡incluso con whisky, brandy o ginebra!...

Respecto al clavo (syzygium aromaticum o eugenia caryophyllata) destacamos que su aceite es rico en eugenol, un derivado fenólico que no es exclusivo de este vegetal, pero que mezclado con óxido de zinc forma el compuesto eugenolato de zinc, utilizado por los dentistas para rellenar las caries y con propiedades analgésicas, anestésicas y desinfectantes (en este último caso tres veces más potente que el fenol).


Eugenia caryophyllata

Por su parte el alcanfor y el mentol, al absorberse a través de la piel y las mucosasaportan una sensación de frialdad que se aprovechó como anestésico local (aunque de intensidad leve y pasajera). Ambos poseen también propiedades antimicrobianas.


Cinnamomum camphora

Jackson le comenta que la única manera de desensibilizar un nervio es mediante el frío, y que esto puede conseguirse con hielo o empleando una sustancia con un bajo punto de ebullición, por ejemplo unas gotas de éter clorhídrico.

El profesor medio borracho remite al avispado Morton a la Farmacia Burnett´s, establecimiento que realmente existió en Boston en la época en la que estamos hablando. 


Para saber mucho más sobre esta imagen de la histórica botica, situada en la misma calle en la que Morton tenía su propia consulta, se recomienda visitar el siguiente enlace:


Una curiosidad. En la película, el viejo Burnett (Jimmy Conlin) le pregunta a Morton si necesita el éter para el tratamiento del asma. Además de su uso lúdico (esotérico y afrodisíaco), las perlas de éter se han empleado en medicina como  antiespasmódico del tubo digestivo (en aerofagia y meteorismo) así como terapia auxiliar en las crisis asmáticas; todavía se comercializan en México, Guatemala y Honduras.

Después de comprar una pinta (algo más de 473 ml) de éter clorhídrico y otra de éter sulfúrico, Morton llega a casa y comienza a estudiar en un tratado de terapéutica los efectos de estas sustancias: "el vapor de éter se inhala en el asma espasmódica, en el catarro crónico, en la tos ferina y en la dispepsia. Hierve a 35ºC, pero su ebullición no avisa..."



El frasco de éter sulfúrico que permanece sobre la mesa próximo al calor del hogar, comienza a calentarse y a borbotear, el tapón de corcho salta y libera liberar un vapor que provoca la somnolencia del estudioso dentista. Cuando su esposa Lizzy lo encuentra tirado sobre el suelo del salón, piensa que Morton ha llegado a casa completamente borracho, mientras él le jura que esos efectos no se deben a la ingesta de alcohol.


Mientras nuestro protagonista descubre que la causa de su estupor se debe a la inhalación de los vapores de éter sulfúrico, el Dr. Horace Wells entra en liza. El dentista de Hartford (Connecticut) acudió a la facultad de Harvard para demostrar los efectos del óxido nitroso como anestésico en odontología. En la película, tal y como había advertido el Dr. Jackson, el experimento resulta ser un rotundo fracaso.



Dr. Horace Wells


Tras ese fallido intento, Wells lo intenta de nuevo en la consulta de Morton, con una paciente que acude allí desesperada por el dolor dental. Tras permanecer varias horas inconsciente, mientras los dos dentistas se temían lo peor, la mujer despierta sin dolor y relata su experiencia como placentera.


Morton conoce el dictamen de Faraday sobre el efecto letárgico que provoca la inhalación de una mezcla de aire con éter sulfúrico, semejantes a los causados por el óxido nitroso. Y es entonces cuando decide probar con "Nig", el pequeño cocker mascota de su mujer. Como el animal se escabulle, se ve obligado a experimentar consigo mismo. Tras inhalar éter, Morton se traspasa una mano con un pincho metálico, sin dolor alguno.


A igual que en el experimento de Wells, la primera aplicación de éter sulfúrico a uno de sus pacientes acaba en un fiasco. Por error, Morton da a inhalar al sufrido Eben Frost una muestra de éter sulfúrico sin rectificar, el mismo empleado como disolvente. El paciente desarrolla una inusitada reacción paradójica, con una repentina e incontenible excitación, enloqueciendo y destrozando todo lo que encuentra a su paso. El Dr. Jackson le indica a Morton que el éter sulfúrico debe ser rectificado, tal y como lo preparan exclusivamente en la farmacia de Burnett. Ese sencillo asesoramiento convertirá a Morton y Jackson en socios en el negocio de la anestesia.





Massachusetts General Hospital


Durante el rodaje de la película se construyó en los estudios de la Paramount (Hollywood - California) una réplica de la fachada de este señero hospital a mediados del siglo XIX, construido gracias a los esfuerzos del Dr. James Jackson (1777 - 1867) y del Dr. John Collins Warren.


Morton y Frost acudieron a dichas instalaciones tratando de convencer precisamente al veterano Dr. Warren sobre las bondades anestésicas del éter sulfúrico. Los quirófanos de aquella época han sido reflejados en multitud de estampas clásicas, meros anfiteatros carentes de asepsia, donde los pacientes eran intervenidos sin ningún tipo de anestesia. Mientras Eben Frost se desmaya durante una de ellas, el Dr. Warren le pide a su asistente sales aromáticas de carbonato de amonio para reanimarlo.


Como colofón, para aquellos que deseen profundizar más en el conocimiento de esta injustamente devaluada obra de Preston Sturges, y sin embargo muy fructífera como recordatorio de la historia de la anestesia, aquí van estos dos estupendos enlaces:


http://thecinema.blogia.com/2009/090401-the-great-moment-1944-preston-sturges-.php



UNA CURIOSIDAD AÑADIDA: UN POCO MÁS DE MEDICINA Y CINE...



El Dr. Hanaoka Seishu (1760-1835) fue un médico y cirujano japonés autor de "A Surgical Casebook", una recopilación de exquisitas pinturas realizadas por él mismo en la que retrata a los pacientes que operó, con detalles sobre sus patologías, fundamentalmente de tumores.

Además de su talento artístico, posee el mérito de haber descubierto y empleado un anestésico por vía oral, de una potencia tal que le permitía extirpar sin dolor hasta tumores profundos. Nacido en la actual prefectura de Wakayama, a los 22 años se trasladó a Kyoto para aprender medicina tradicional china y cirugía basada en las técnicas occidentales. Cumplidos los 25, se vio obligado a regresar a casa para hacerse cargo de los negocios familiares, comenzando a ejercer una suerte de medicina ecléctica que combinaba las dos corrientes terapéuticas.


Un ejemplo del manuscrito de Hanaoka Seishu

Preparó una fórmula magistral que denominó "Mafutsusan" o "Tsusensan", una combinación de plantas de toxicidad elevada como el Asagao coreano - chosen asagao (Datura alba), Aconita japonesa (Aconium japonicum), Angélica china (Angelica dahurica), Angélica noruega (Angelica decursiva), Ligusticum wallichii y  Arisaema japonicum. Sin embargo, esta mezcla no contenía derivados del opio, cuyas propiedades analgésicas empezaban a ser conocidas entonces por los médicos europeos.

Las plantas eran machacadas hasta formar una pasta, se hervían en agua, y se administraban por vía oral a los pacientes que iban a someterse a cirugía. Los efectos narcóticos de este singular anestésico podían durar hasta 24 horas, espacio de tiempo suficiente para disecar muchas clases de tumores hasta entonces inoperables. 

Los efectos anestésicos, narcóticos y paralizantes se debían a la combinación de drogas como la escopolamina (antagonista de la acetilcolina e inhibidora de la neurotransmisión), ciertos alcaloides de la atropina, la aconitina y la toxina de la angélica.


Sobre este personaje, existe una curiosa película titulada "La mujer de Seishu Hanaoka" (Yazuso Masumura, 1967), donde se nos muestra tanto a la esposa como a la madre del médico ofreciéndose como conejillos de indias para sus investigaciones.