martes, 25 de enero de 2011

DESPIERTO



"La gente muere. Quizás creas que puedes controlar cuando, dónde o cómo ocurre. Pero no puedes. Cuando llega tu hora, ha llegado. Y nadie puede hacer nada para evitarlo..."

Dr. Jack Harper (Terrence Howard) en "Despierto"


Durante mi doctorado, permanecí 4 años como médico asistente voluntario en el Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínico Universitario, en Santiago de Compostela. La primera información sobre la percepción intraoperatoria me la proporcionó un veterano anestesista que había vivido personalmente varias situaciones de este tipo a lo largo de su carrera profesional. Concretamente, al despertar de la anestesia, una paciente sometida a una cesárea le había contado con todo lujo de detalles la conversación mantenida entre los cirujanos que terminaban de operarla...

Uno de los temores más frecuentes referidos por los pacientes a la hora de tener que someterse a una intervención quirúrgica con anestesia general es el miedo a no despertar, especialmente si además tamaño desasosiego llevase implícita una parálisis que mantuviese plenamente despierta la consciencia en una especie de pavoroso estado catatónico. Parece una cuestión fantástica, una leyenda urbana... Pero veamos que hay de cierto en todo esto.

Un apunte cinéfilo. Dicen que al director y guionista de "Despierto" (Joby Harold, 2007) le llegó la inspiración para este film mientras sufría un lancinante cólico nefrítico

Aunque nos encontramos ante una obra que a buen seguro no pasará a los anales de la historia del cine, sí tenemos que reconocer su originalidad respecto a dos cuestiones:
  • plantear como nudo central de la trama esa extraña e infrecuente situación conocida como percepción intraoperatoria o anestesia consciente,
  • convertir al espectador en el protagonista de un thriller psicológico, haciéndole participar en clave de primera persona en esta agobiante tesitura.
Para reforzar el impacto publicitario de este film, y de paso asegurarse el éxito en taquilla, los productores contrataron a dos prometedoras estrellas. Aunque inicialmente pensaron en Jared Leto para el papel protagonista del enfermizo millonario Clayton Beresford Jr, finalmente eligieron a Hayden Christensen, un joven actor que había alcanzado una enorme popularidad al interpretar a Anakin Skywalker en dos de las secuelas de "La guerra de las galaxias""El ataque de los clones" (George Lucas, 2002) y "La venganza de los sith" (George Lucas, 2005). La atractiva Jessica Alba sería Samantha (Sam) Lockwood, el personaje sexy, muy atractivo y taimado convertido en el contrapunto ideal de tan pusilánime galán.


Hayden Christensen y Jesicca Alba en "Despierto"


La intriga comienza con una voz en off, la del Dr. Jack Harper (Terrence Howard), un cirujano cardíaco graduado en la prestigiosa Universidad Johns Hopkinsnos cuenta cómo perdió la vida en el quirófano su amigo Clay Beresford, al no conseguir superar una compleja intervención de trasplante cardíaco.

El célebre Dr. Jonathan Neyer (Arliss Howard), cirujano de famosos y presidentes, amigo personal de Lilith Beresford (Lena Olin), la madre de Clay, nos informa sobre la enfermedad del protagonista, una cardiopatía de etiología indeterminada que nosotros pensamos inicialmente que bien podría tratarse de una cardiomiopatía idiopática; todo este cuadro se encontraría agravado por una cardiopatía isquémica, puesto que Clay y el Dr. Jack Harper se conocieron y trabaron amistad cuando éste último trató al millonario después de sufrir un infarto de miocardio, mediante un triple by-pass.


Lena Olin es Lilith Beresford

Por el Dr. Neyer conocemos también un dato muy importante en el desenlace de la película: la madre y el hijo tienen en común el grupo sanguíneo 0 Negativo. Por esta circunstancia tan particular, Clay llevaría en lista de espera un año, aguardando la aparición de un donante... Recordemos que la tan necesaria compatibilidad total del sistema HLA sólo se da en el 25% de los familiares directos del receptor...

Finalmente, a pesar de las recomendaciones del Dr. Neyer y de la insistencia de su propia madre, Clay será operado por el Dr. Harper y su equipo en el Hospital Bellevue, de Manhattan...



ESTADO DE ALERTA CONSCIENTE BAJO ANESTESIA GENERAL.

Existe un espléndido folleto informativo que ha visto la luz gracias a los esfuerzos conjuntos de la American Society of Anesthesiologists (ASA) y la American Association of Nurse Anestesists (AANA)


Me ha servido como documento de consulta para valorar el tipo de tratamiento médico - científico que recibe este particular estado en "Despierto".

En primer lugar, dejar claro que la percepción intraoperatoria es una circunstancia excepcional pero no improbable. Los créditos iniciales contienen un error de bulto, pues nos advierten que cada año en EEUU 21 millones de personas reciben anestesia general; de todos ellos, aproximadamente unos 30000 sujetos pueden padecer este problema. Los datos reales sobre la frecuencia de este trastorno señalan 1 de cada 14000 pacientes de alto riesgo y 1 de cada 42000 en el resto. Por exagerar, un punto negativo para la película.

A pesar de todo, se encuentran en marcha diversas investigaciones para mejorar las técnicas que permitan evitar este problema, como por ejemplo la monitorización de la ondas cerebrales. Sin embargo, en un ejercicio de honradez profesional que los honra, los responsables de la ASA y la AANA reconocen que en la actualidad ninguna de estas técnicas es perfecta. Un tanto a favor de la película.

Otro dato positivo en este film se debe al planteamiento de un caso bien documentado, pues son más frecuentes los estados de alerta en cirugías de alto riesgo (intervenciones urgentes, cardíacas y cesáreas).

En segundo lugar, antes de cualquier operación programada, el servicio de anestesia y reanimación normalmente revisa a fondo el historial clínico del enfermo, patologías y tratamientos, valora el riesgo quirúrgico, descarta posibles alergias farmacológicas, solicita analíticas, electrocardiogramas y radiografías, incluso se entrevista con el propio paciente. Todas estas precauciones se intensifican ante un caso de trasplante cardíaco


Aunque todo este procedimiento preparatorio quedaría implícito en el desarrollo de esta película, el inesperado cambio de anestesista por el Dr. Larry Lupin (Christopher McDonaldin extremis, y procedente de otro hospital, le restaría demasiada credibilidad. Anotamos aquí un nuevo borrón en este expediente cinematográfico.

En tercer lugar, mientras se desarrolla la intervención de Clay, el quirófano parece más bien el hall de unos grandes almacenes, con el personal entrando y saliendo de la sala sin control de ningún tipo. Completan el siniestro equipo del Dr. Harper su ayudante, el Dr. Puttnam (Fisher Stevens) y la enfermera instrumentalista Penny Carver (Georgina Chapman). Con tanto movimiento, la tan imprescindible asepsia brillaría por su ausencia. Esta situación resulta completamente irreal. Otro punto menos para el film.


Terrence Howard es Jack Harper

En cuarto lugar, mientras operan a Clay, a su esposa Sam se le caen del bolso varios botes con la medicación del paciente. Se trata de un betabloqueante de marca Levatol (penbutolol), un inhibidor de la ECA (enalapril) y digoxina. Los 3 fármacos son habituales en el tratamiento de los pacientes con insuficiencia cardíaca. En este aspecto, un tanto a favor del film.


En quinto lugar, detectamos otro error garrafal. El Dr. Harper comienza a preparar el campo operatorio antes de que el cirujano haya convenientemente intubado a Clay. Normalmente, primero se seda al paciente, al que inmediatamente se le administra la anestesia y se le intuba. Recordemos que los sedantes e hipnóticos pueden incrementar la susceptibilidad de algunos pacientes a la hora de padecer alucinaciones, provocados por estímulos sensoriales tales como el ruido, la luz o la sensación de frialdad provocada al aplicar el desinfectante sobre la piel. 

En sexto lugar, para cargarse a Clay, Harper y sus secuaces emplean una inyección intracardíaca de adriamicina. Este fármaco ejerce su toxicidad sobre el miocardio, produciendo una miocardiopatía inespecífica, pues se forman vacuolas en las células miocárdicas y se dilatan las mitocondrias. De esta manera, el deterioro de la contractilidad puede resultar paulatino y progresivo. Clay depositaba su plena confianza en Samantha, hasta tal punto de que era ella la encargada de suministrarle toda la medicación para tratar su afección cardíaca. Descubrimos como poco a poco lo había estado envenenando con adriamicina.


Otro de los fármacos nombrados en este film es la milrinona, que inhibe la fosfodiesterasa III, aumentando las concentraciones intracelulares de AMPc y de calcio para mejorar la contractilidad miocárdica, gracias a sus potentes efectos inotrópicos y cronotópicos positivos. Se suele emplear en casos de insuficiencia cardíaca terminal o en pacientes programados para cirugía cardíaca. Un nuevo elogio para el servicio de documentación de este film.


Para finalizar, en "Ciencia vs Ficción", uno de los blogs que recomendamos encarecidamente desde esta bitácora, existe una reveladora entrada que complementa la crítica de esta película:


domingo, 16 de enero de 2011

BIUTIFUL


"Es peligroso fiarse de un hombre que tiene hambre. Y más peligroso fiarse de un hombre cuyos hijos tienen hambre..."

Zanc (Rubén Ochandiano) a Uxbal (Javier Bardem), en "Biutiful"


Barruntábamos escribir una entrada sobre esta película en el blog cuando encontramos en Diario Médico (12 de enero de 2011) una entrevista realizada al Dr. Josep Ramón Germá, director de gestión del conocimiento del Instituto Catalán de Oncología, que colaboró como asesor médico en "Biutiful" (Alejandro González Iñarritu, 2010). Y esta lectura nos animó definitivamente a plasmar nuestras opiniones sobre un film que ha recolectado críticas tan dispares que lo califican como un film tenebroso y claustrofóbico, un drama sin fisuras, de proporciones bíblicas, una película vorazmente fea, lenta y aburrida o un precioso poema de tono melancólico.


Sin embargo, todas son unánimes al elogiar el trabajo interpretativo de Javier Bardem en el papel de Uxbal, galardonado como mejor actor protagonista en el último Festival de Cannes. El propio director ha afirmado que siempre pensó en Bardem para este papel, y hay quien piensa que sin Bardem este film nunca hubiera existido.

"Biutiful" es una película sobre la enfermedad social y personal, sobre la patología física y psíquica, una penosa historia sobre seres humanos sin esperanza; a pesar de todo Uxbal, un enfermo terminal de cáncer próstata, se empeña en seguir luchando por sus hijos y por su propia redención. Es el cabeza de una familia desestructurada, donde la figura materna de Marambra (Maricel Álvarez), golfa, bipolar y toxicómana, aparece intermitentemente.


Maricel Álvarez es Marambra

Una primera curiosidad. Marambra sigue una terapia mediante una caja de luz. Aunque este tipo de tratamientos no está respaldado por ensayos clínicos (en los EEUU la FDA no lo ha aprobado como tal) hay especialistas que defienden su uso para el tratamiento del llamado trastorno afectivo estacional (TAE).



De esta manera, la terapia mediante luz serviría para estimular la secreción de serotonina, cuyo déficit se ha relacionado con diferentes trastornos afectivos depresivos. Un meta-análisis de la Colaboración Cochrane concluye que, en los pacientes que padecen depresiones no estacionales, la terapia de luz presenta una modesta aunque alentadora eficacia antidepresiva.


Los que nunca parecen ven la luz del sol son los inmigrantes chinos ilegales que trabajan en los talleres clandestinos del cinturón industrial en régimen de esclavitud, cosiendo bolsos y ropa falsificada o copiando en soportes informáticos el material audiovisual pirateado durante 16 horas al día, sin descanso. Toda esta mercancía es puesta a disposición de los manteros subsaharianos, que tratan de sobrevivir en la duras calles de Barcelona gracias a su venta ambulante. Por supuesto, los camellos que trafican con heroína campan por el mismo territorio.


Javier Bardem es el antihéroe Uxbal

Este es el mundo de Uxbal, el intermediario entre los más miserables y sus explotadores. Por cierto, no creo que a la policía municipal de la Ciudad Condal le haya hecho demasiada gracia la imagen corrupta que de algunos de sus miembros se muestra en esta película, como ocurre con el personaje de Zanc (Rubén Ochandiano).

Desde la ventana de la habitación donde recibe la quimioterapia, Uxbal puede ver recortadas en el cielo las siluetas fantasmales de la Sagrada Familia y de la Torre Agbar. La ciudad se extiende ante él, inalcanzable, pues tan sólo le está permitido moverse y vivir por sus rincones más sórdidos e irrespirables. 


En cierto modo, este film estaría emparentado con la corriente artística del denominado realismo mágico. El protagonista posee el don de la clarividencia. Puede comunicarse con los espectros de los difuntos. González Iñarritu mantiene una puerta abierta para que sea el espectador el que decida si prefiere creerse las extrañas facultades de este personaje, o si por el contrario, se trata de alucinaciones producidas por el avance inexorable de la enfermedad o por los efectos secundarios del tratamiento.

En nuestra humilde opinión, una de las mejores escenas del film es la que enfrenta a Uxbal con el cadáver embalsamado de su progenitor. Él y su hermano Tito (Eduard Fernández) deciden liberar el nicho que ocupa el ataúd paterno para enviar los restos al crematorio de Montjuic. Disidente la dictadura franquista, se habría exiliado en Méjico, donde fallecería poco después de su llegada víctima de una neumonía. En silencio, el enfermo terminal acaricia el rostro del padre muerto, un joven cadáver embalsamado a la edad de 20 años para que así pudiera ser repatriado a España. El tiempo parece detenerse por un instante, a la espera de la muerte. Constatando la desaparición de aquel que lo había engendrado, Uxbal se prepara para su propia extinción.

EL CÁNCER DE PRÓSTATA.

Esta película nos presente un caso atípico, el de un varón joven afectado por un cáncer de próstata terminal. Aproximadamente 3 de cada 4 casos se diagnostican en varones mayores de 50 años. Cuando somos testigos de la visita de Uxbal al médico, la neoplasia ya ha desarrollado metástasis que afectan a los huesos y al hígado. Su pronóstico es desalentador, y la supervivencia de tan solo unos meses.

A medida que avanza la enfermedad, los síntomas se van haciendo más evidentes, como disuria, tenesmo, estranguria, retención urinaria, polaquiuria y hematuria. La interpretación de Bardem refleja fielmente la mayoría de ellos.

Respecto al diagnóstico, también observamos como el médico le practica a Uxbal un tacto rectal, que resulta doloroso por lo avanzado de la enfermedad. Los análisis reflejan, veladamente, una elevación del PSA. Por último, el paciente también es sometido a técnicas de imagen más sofisticadas, como la RNM.

La quimioterapia se emplea en casos avanzados, pues puede disminuir el crecimiento de la neoplasia y reducir el dolor. En algunos casos se consiguen respuestas parciales que oscilan entre el 10 y el 20%. En la película existe una breve escena en la que las náuseas y los vómitos acucian a Uxbal, supuestamente por los efectos indeseables de la medicación que le administran.

Por último, retomando el análisis que el Dr. Germá hizo de esta película, destacamos ciertos errores de bulto que no fueron corregidos por el director, como por ejemplo en la escena donde una enfermera no consigue extraerle la sangre al paciente y tiene que ser él mismo, aprovechando supuestamente su destreza como ex-yonqui, el que introduce una desproporcionada aguja en las venas de la fosa antecubital (basílica, cefálica o mediana). Resulta poco ajustada a la realidad tamaña impericia en el personal que atiende una unidad oncológica especializada como la que trata a Uxbal.

Tampoco sería muy factible que un enfermo terminal de cáncer, con metástasis óseas minando su esqueleto, sea capaz de saltar tapias y realizar largas carreras y persecuciones...


¿Qué le depararán a "Biutiful" los próximos Óscar?... Permaneceremos atentos...


martes, 11 de enero de 2011

LA DECISION DE ANNE


"La mayor parte de los niños son fruto de noches de borrachera y falta de anticonceptivos. Son accidentes..."

Anne Fitzgerald en "La decisión de Anne"


Nos enfrentamos a una película ciertamente desigual. Desde el punto de vista médico, atesora un valor especial pues nos induce a reflexionar acerca del dilema ético que plantean los llamados "bebés de diseño". Sin embargo, desde una perspectiva cinematográfica, quizás resulte un film demasiado previsible, plano a pesar de sus bella fotografía, destinado más bien a explotar nuestro sentimentalismo más vulgar y del que debemos indultar e indultamos el trabajo interpretativo de sus protagonistas femeninas.

"La decisión de Anne" (Nick Cassavetes, 2009) está basada en el libro "My Sister´s Keeper" (Jodi Picoult, 2004). En el guión participaron conjuntamente Jeremy Leven y el propio Cassavetes, para contarnos la historia de un peculiar conflicto familiar, el que surge cuando Anne Fitzgerald (Abigail Breslin) se niega a donarle un riñón su hermana mayor Kate (Sofia Vassilieva), enferma de leucemia. Las chicas tienen otro hermano, Jessie (Evan Ellingson) que padece una disléxia, y que tendrá un papel crucial en el desenlace de la película...






La trama se complica cuando la pequeña de 11 años (13 en la novela original de Picoult) decide poner en manos del hábil y exitoso abogado Campbell Alexander (Alec Baldwin) una demanda tratando de conseguir la emancipación médica de sus padres, una pugna legal típicamente made in USA.

Cuando el matrimonio formado por Sara (Cameron Díaz) y Brian Fitzgerald (Jason Patric) descubren que su hija Kate padece un grave caso de leucemia promielocítica, deciden tener otro hijo portador de las características genéticas especiales que permitan la compatibilidad del sistema HLA entre ambos hermanos. De esta manera, la pequeña Anne se convierte en la principal donante de la sangre y médula ósea necesarias para salvar la vida de Kate.



Una entrañable estampa de Kate y Anne Fitzgerald


Recordemos que la leucemia promielocítica aguda se identificó en 1957 por Leif K. Hillestad en la revista Acta Médica Scandinavica. Su descripción se completó en 1958 y a partir de 1970, se descubrió la causa genética de la enfermedad; en 1990 - 1991 fue posible clonar los dos genes implicados en la translocación patológica (recíproca entre los brazos largos de los cromosomas 15 y 17).


Esta enfemredad representa entre el 5 y el 10% de todos los casos de leucemia mieloide, si bien su porcentaje se ve incrementado en los países mediterráneos (15%) y en América Latina (30%).


El 80% de los pacientes presenta un síndrome hemorrágico grave. En la película, la madre descubre casualmente unas equimosis en la espalda de su hija Kate. Retomando nuestro comentario, prácticamente desde el mismo instante de su nacimiento la vida de Anne se transforma en un satélite de la de su hermana enferma.


Resulta ya un tópico asegurar que la realidad muchas veces supera la ficción. Pero en este caso, no resulta tan extraño descubrir historias reales que se parecen demasiado a la de nuestra protagonista.


Por ejemplo, el 21 de octubre de 2004, la BBC se hacía eco de una información sobre el pequeño Charlie Whitaker, de 6 años de edad, nacido con una anemia hipoplásica congénita (síndrome de Blackfan-Diamond), una enfermedad rara caracterizada por la incapacidad para formar las células madre precursoras de los eritrocitos. Estos pacientes son subsidiarios de un trasplante de médula ósea procedente de un donante histocompatible, circunstancia que desafortunadamente no se daba en los padres de Charlie ni en su única hermana, Emily.


Las posibilidades de tener por medios naturales un nuevo hijo compatible con el pequeño enfermo eran del 20%. Pero con la inestimable ayuda de la selección genética embrionaria el porcentaje se incrementó hasta el 98%. De esta forma fue gestado en el laboratorio Jamie Whitaker, destinado a salvar la vida de su hermano. Las células procedentes de su cordón umbilical posibilitaron la curación de Charlie.


A pesar del éxito, este caso tampoco consiguió mantenerse al margen de la polémica. Mientras la familia de Charlie y el hematólogo que lo trataba mostraban su plena satisfacción, los detractores estimaron que no es ético crear un niño para conseguir un fin, y no considerar al recién nacido como un fin en sí mismo.






Como en el caso ficticio de Anne Fitzgerald, el 18 de mayo de 2005 se anunciaba en Bélgica el nacimiento de los dos primeros niños gestados en el laboratorio a partir de embriones seleccionados, con la intención que de esta forma pudieran ayudar a sus hermanos enfermos. Cada uno de estos tratamientos costó algo más de 7000 dólares, reembolsados en gran parte por la sanidad pública belga.


El 25 de febrero de 2009, Keith Kleiner publicó en Singularity Hub un interesante artículo titulado "Bebés de diseño: nos guste o no, aquí están", en el que nos informaba sobre la creación de bebés mediante selección embrionaria no sólo para evitar enfermedades, sino también para obtener otras características más "banales" como el color del cabello o de los ojos, e incluso la complexión física.




Esta posibilidad ya fue adelantada en 1997 por Lee M. Silver en su muy recomendable ensayo "Vuelta al Edén. Más allá de la clonación en un mundo feliz"









La polémica sobre la selección "cosmética" de embriones se desató inmediatamente. Pudiera ser que en EEUU hayan nacido ya niños con rasgos físicos seleccionados mediante el diagnóstico genético preimplantado. Así lo aseguraba el Dr. Jeff Steinberg, director de The Fertility Institutes de Los Ángeles. A este tipo de gestaciones se han opuesto frontalmente desde Mark Hughes, director del Genesis Genetics Institute, hasta Pamela Madsen, la fundadora de la American Fertility Association.


El pasado 15 de octubre de 2010, la agencia de noticias Reuters informaba al mundo entero del venturoso nacimiento de unos bebés completamente sanos a partir de embriones a los que en el laboratorio se les habían descartado cualquier tara o defecto genético, previamente a su implantación en el útero materno.


La innovadora técnica que posibilitó este hito médico se llama hibridación genómica comparativa (HGC) por microselección. Parece ser que en los 30 años que lleva de desarrollo la fecundación in vitro (FIV) se han transferido algunos embriones portadores de diversos defectos genéticos y anomalías cromosómicas. Tal vez ésta es la causa de que sólo 1 de cada 3 embriones desarrollados mediante FIV culmina con un embarazo exitoso.


Este estudio piloto llevado a cabo en  Bohn (Alemania) y en Bolonia (Italia) está previsto que se convierta en un ensayo clínico internacional a partir de este  mismo año 2011. Ya veremos qué ocurre con todo esto...




EL PROCESO.


A esta altura, tal vez alguno de los lectores pueda preguntarse: ¿cómo pudo ganar Campbell Alexander el pleito de Anne Fitzgerald contra sus progenitores?




Anne Fitzgerald y su abogado Campbell Alexander


Partamos de unos hechos. En 1974, se constituyó en los EEUU la Comisión Nacional para la Protección de los Seres Humanos como Sujetos de Investigaciones Biomédicas y de Conducta. Este organismo propuso tres principios éticos básicos en las investigaciones llevadas a cabo con seres humanos:


  1. Respeto a la persona: los individuos son entes autónomos, y nadie puede tocarlos o invadir su privacidad sin su consentimiento previo. Este principio obliga también a respetar a las personas con autonomía disminuida, como por ejemplo los discapacitados psíquicos.
  2. Beneficencia: considerada en dos vertientes principales, es decir, no hacer daño alguno, maximizando los beneficios y minimizando los perjuicios.
  3. Justicia: obliga a proteger especialmente a los más débiles, vulnerables y menos privilegiados.
Sensu stricto, nadie experimentó con Anne, pero sí fue sometida a innumerables pruebas e intervenciones cruentas que no respetaron su principio de autonomía, puesto que fueron realizadas para beneficiar a su hermana enferma, aún con la loable intención de intentar curarla de su lacerante enfermedad.

Existe un hecho de capital interés. La Comisión consideró que un niño con un desarrollo cognitivo normal, como el caso de Anne, tiene la capacidad de asentir coherentemente a partir de los 7 años de edad. El mero hecho que no pongan objeciones no puede considerarse como asentimiento. Por supuesto, existen excepciones, pues los padres y los tutores legales puede no hacer caso a la objeción de un niño pequeño ante determinadas intervenciones y procedimientos que representen un beneficio para el propio niño en cuestión.

Sin embargo, todas las pruebas e intervenciones cruentas a las que Anne fue sometida para obtener la sangre y la médula ósea necesarias para tratar a su hermana Kate a ella no le supusieron beneficio alguno, excepto quizás un plus de satisfacción moral por auxiliar a un prójimo, en este caso, de su propia sangre.


EL PODER CURATIVO DEL AMOR...


Mientras Kate se encuentra hospitalizada conoce a Taylor Ambrose (Thomas Dekker), un apuesto muchacho afectado por una  leucemia mieloide (suponemos que se trata de una variación aguda de la enfermedad) y que acude para recibir quimioterapia ambulatoria.






Al igual que ocurría entre Gloria (Maite Jáuregui) y Dani (Gorka Moreno) en "Planta 4ª" (Antonio Mercero, 2003), la relación entre ambos adolescentes enfermos sirve para que se olviden por un momento de la enfermedad y sus secuelas. Para Kate, la vergüenza y el complejo provocados por su alopecia dejan de ser un problema cuando decide ponerse una frondosa peluca y se anima a acudir a un baile en compañía de Taylor. Desgraciadamente, el curso evolutivo de la enfermedad del chico es negativo, y el desenlace, fatal.


A pesar de la agresividad de las llamadas terapias de inducción y consolidación, sólo un 20 - 30% de los pacientes consigue vivir sin la enfermedad durante un largo tiempo. Si aparece una recidiva, el tratamiento de elección será un trasplante de médula ósea.





Y como regalo, para todos los que fueron capaces de llegar hasta aquí, dejamos esta pequeña maravilla perteneciente a la banda sonora de la película, la inimitable voz de Jimmy Scott cantando "Heaven"... Todo un lujo.

lunes, 10 de enero de 2011

HISTORIA DE UNA MONJA


En mayo del 2004 tuve la oportunidad de visitar Bruselas, Amberes y Brujas. En esta última ciudad, cuyo modélico casco histórico fue declarado en el año 2000 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, me sorprendieron muy gratamente la belleza y la tranquilidad del complejo arquitectónico que conforma el llamado Beaterio de la Viña (Begijnhof Ten Wiingaerde), un antiguo convento para beatas que desde 1927 es sede de una comunidad de religiosas benedictinas.



Un detalle en el tejado de una de las casas del Beaterio de la Viña

En nuestra humilde opinión, las monjas más famosas (y atractivas) de la historia del cine han sido la hermana Mary Benedict (Ingrid Bergman) en "Las campanas de Santa María" (Leo McCarey, 1945), la hermana Clodagh (Deborah Kerr) en "Narciso negro" (Michael Powell, 1947) y nuestra favorita, la hermana Luke (sobria y angelical Audrey Hepburn, en una de las mejores interpretaciones de su carrera), "Historia de una monja" (Fred Zinnemann, 1959).




Deborah Kerr en "Narciso negro"

El guión de Robert Anderson se inspiró en el libro homónimo de la escritora Kathryn Hulme, en el que cuenta sus vivencias al lado de la abnegada ex-monja y enfermera belga Maria Louise Habets, cuando ambas trabajaron codo con codo prestando auxilio a los refugiados víctimas de la Segunda Guerra Mundial.


Marie Louise Habets en su etapa como religiosa




La acción dramática discurre entre 1927 y 1944. Gabrielle (Audrey Hepburn), la mayor de las hijas de un afamado cirujano belga, el Dr. Van der Mal (Dean Jagger), siente la llamada religiosa y decide convertirse en misionera para cuidar de los enfermos y necesitados en el Congo Belga. Ingresa como postulante en el convento de las Hermanas de la Caridad de Jesús y María, congregación fundada por Peter Triest en 1803 en Lovendegen (Bélgica). Desde entonces se convertirá en la hermana Luke, quizás en honor a San Lucas, patrono de los médicos...


Pero esta es también la historia de una vocación intensa, de una joven cargada de hermosos ideales que tratan de alcanzar su máxima expresión fuera de las paredes del convento, una vez se vea liberada de las estrictas reglas de la orden, pues la hermana Luke se encuentra mucho más realizada cuidando de los marginados y leprosos en las selvas más ignotas, en los parajes más salvajes.


Paralelamente, somos testigos de otra abnegada existencia, la del Dr. Fortunati (Peter Finch), un cínico de tomo y lomo, descreído hasta rozar el ateísmo, un personaje mucho más terrenal completamente contrapuesto a la espiritualidad inmaculada de la monja enfermera. Dos maneras bien distintas de entender el amor al prójimo que desembocan en un mismo remanso de solidaridad.


Peter Finch es el Dr. Fortunati


A nuestro juicio, a pesar de su indudable valor edificante, esta película adolece en determinados momentos de una excesiva lentitud, especialmente en las escenas que narran el proceso del noviciado y la profesión de los votos de nuestra protagonista. Por otra parte observamos cómo la hermana Luke empieza a trabajar de enfermera en el hospital para mujeres anexo al convento, lo que parece colmar momentáneamente su felicidad.


Su siguiente encomienda la sitúa en un hospital psiquiátrico que atienden las hermanas de la Caridad. Como parte de su tratamiento, las monjas mantienen a varias paciente sumergidas en baños calientes a temperatura constante durante horas. Entre aquellas desoladoras paredes la hermana Luke sufrirá la brutal agresión por parte de una paciente psicótica, que en su delirio cree ser el Arcángel Gabriel. Gabrielle era el nombre de pila de la monja, y este brutal combate entre ambas resulta una hermosa metáfora de la lucha interior que la protagonista mantiene entre su amor por Dios y su amor al prójimo.


EL CONGO BELGA.


La historia del Congo Belga, hoy en día República Democrática del Congo podría sintetizar el drama desencadenado por la voraz colonización occidental en gran parte de África. Comenzó siendo una propiedad privada del rey Leopoldo II de Bélgica, etapa en la que la explotación de sus recursos naturales y la sanguinaria represión de sus esclavizados habitantes escriben una de las páginas más tristes y oscuras en la historia de la humanidad. Precisamente en esta época se ambienta "El sueño del celta", la última novela de Mario Vargas Llosa, nuestro flamante Premio Nobel de Literatura.






Cuando la hermana Luke llega a las misiones congoleñas, este vasto territorio es administrado por el gobierno belga, desde la cesión del monarca en 1908. Proliferaban entonces los centros educativos regidos por cierto modelo paternalista  y cristiano, patrón gestor que se extendía a los hospitales, casi siempre atendidos por órdenes religiosas con el auxilio de nativos especializados. La segregación racial también imperaba en aquellas latitudes, y la hermana Luke pronto se verá obligada a abandonar el cuidado de los congoleños para dedicarse a trabajar en el hospital para blancos, al lado del tenaz Dr. Fortunati.


Tras la desilusión inicial, la hermana Luke se resigna a sus nuevos deberes. En ausencia del médico salvará de una amputación segura la pierna herida del padre André (Stephen Murray), en un viaje al corazón de las tinieblas visitará el leprosario del atípico padre Vermeuhlen (Niall MacGinnis), para verificar que el cura también se ha infectado de lepra, y de paso constatar las terribles condiciones en que viven estos parias de la jungla; finalmente, terminará por contraer una tuberculosis que la acabará postrando en cama durante varias semanas.


Anotamos aquí que aproximadamente durante la misma etapa histórica en la que se desarrolla la acción de "Historia de una monja", Waksman, Dubos y Shatz descubren en 1942 las propiedades antibacterianas del Streptomyces griseum, un hongo que habita en el suelo. A raíz de este descubrimiento se sintetizaría la estreptomicina en 1944, primer fármaco eficaz en el tratamiento de la tuberculosis.






El ácido paraaminosalicílico (PAS) fue desarrollado por Lehman en 1945. Transcurrida la Segunda Guerra Mundial, Hoffman descubre en 1952 la isoniacida o hidracida del ácido nicotínico. Por último, la rifampicina data de 1968, sintetizada a partir de la rifamicina por el grupo italiano capitaneado por Sensi.




CINEFILIA

  • Esta película nos ha traído a la memoria la historia "inversa" de Dolores Hart, que abandonó una prometedora carrera como actriz para vestir los hábitos benedictinos. Sus papeles más recordados la sitúan al lado del mismísimo Elvis Presley en "Loving you" (Hal Kanter, 1957) y "King Creole" (Michael Curtiz, 1958). Novicia desde 1967, en la actualidad es la madre abadesa de su convento y la única monja miembro votante en los premios Óscar de la Academia de las Ciencias y Artes Cinematográficas de EEUU. 




  • Como protagonista, los productores pensaron en un principio en Ingrid Bergman, pero la actriz sueca estimó que su edad (44 años) podría suponer un handicap a la hora de interpretar a la hermana Luke; ella misma sugirió entonces la contratación de Audrey Hepburn, 14 años más joven.
  • A raíz del rodaje de esta película, la Hepburn trabó una profunda amistad con Maria Louise Habets. De hecho, la ex monja y enfermera se encargó de cuidar a la actriz cuando ésta sufrió el grave accidente hípico durante el rodaje del legendario western "Los que no perdonan" (John Huston, 1960).
  • En homenaje a la Habets, en este film las hermanas van der Mal se llaman Marie (Marina Wolkonsky) y Louise.
  • Para el papel del padre André se pensó inicialmente en un religioso auténtico, opción que hubo de desestimarse en favor del veterano actor Stephen Murray.

sábado, 8 de enero de 2011

ARSÉNICO POR COMPASIÓN



"La locura corre por mi familia. Prácticamente galopa..."

Mortimer Brewster (Cary Grant) en "Arsénico por compasión".

Supuestamente, la víspera del Día de Todos Los Santos se disputaba en Brooklyn un partido de baseball de la máxima rivalidad entre el equipo local de los Dodgers y sus encarnizados contrincantes de la otra orilla del East River, los Giants de Nueva York. El partido se interrumpió por una trifulca multitudinaria en la que participaron los jugadores de ambos equipos y el público en general.

Así comienza el preludio de "Arsénico por compasión" (Frank Capra, 1944), una desternillante comedia que la crítica especializada y los espectadores sitúan en el Olimpo cinematográfico.

Pero esta película no va del deporte rey de los EEUU, aunque históricamente la Gran Manzana fuera durante sus décadas doradas la Meca del baseball norteamericano, contando con tres franquicias históricas: los anteriormente mencionados Dodgers y Giants, junto con los Yankees de Nueva York, el mítico equipo en el que militó, entre otras grandes estrellas, el malogrado Lou Gehrig, fallecido prematuramente a causa de una escleorosis lateral amiotrófica (ELA), y encarnado por el gran Gary Cooper en "El orgullo de los Yankees" (Sam Wood, 1942).

Lo que ocurrió en realidad, 20 días después del "Día D", tras el desembarco aliado de Normandía, fue que los 3 equipos neoyorkinos congregaron en el mítico Estadio Polo Grounds (en la parte alta de Manhattan) a 50000 espectadores para disputar un encuentro benéfico ("El juego de las Tres Esquinas") destinado a recaudar fondos económicos para los entonces bonos de guerra.

En los tiempos que corren, ¿puede seguir estando vigente una disparatada y vertiginosa comedia negra filmada en los años 40? Nosotros estimamos que sí, y vamos a intentar explicar el por qué.

"Arsénico por compasión" (Frank Capra, 1944) representa un hito en el género de enredo que se gestó a partir del guión teatral homónimo del dramaturgo norteamericano Joseph Kesselringcuyas primeras versiones teatrales contaron con la participación de Eric Von Stroheim y Boris Karloff.

La adaptación para la gran pantalla fue obra de los gemelos Julius J. Epstein y Philip G. Epstein, galardonados con un Óscar por el guión de "Casablanca" (Michael Curtiz, 1942) y mencionados recientemente en este mismo blog a propósito de la reseña de "La última vez que vi París" (Richard Brooks, 1954).


Julius (izquierda) y Philip Epstein

La banda sonora es obra de Max Steiner, y proporciona un colchón musical a una acción, trepidante y descabellada, que apenas concede tregua al espectador. Mortimer Brewster (Cary Grant, en un papel atípico, forzado a la sobreactuación) es un atractivo crítico teatral que a pesar de despotricar publicamente contra el matrimonio en sus más famosos escritos contrae matrimonio con la encantadora Elaine Harper (Priscilla Lane), la hija del severo Reverendo Harper (Grant Mitchell).


Mortimer y Elaine, feliz pareja

El reverendo y su hija viven en una casa rectoral adjunta a la iglesia y al viejo cementerio de Brooklyn, cuyas primeras tumban datan del siglo XVII, la época en la que los peregrinos del Mayflower arribaron al Nuevo Continente. La mansión de los Brewster fue construída en 1694, vecina al vetusto camposanto. Varias lápidas muestran el nombre de difuntos miembros de esta familia de pioneros. Como anécdota curiosa, anotamos que uno de los firmantes del llamado Pacto del Mayflower (1620) se llamaba William Brewster...

Hasta la mansión se desplaza un ilusionado Mortimer para contarles la buena nueva a sus venerables tías Abby (Josephine Hull) y Martha (Jean Adair), unas joviales ancianitas que se hicieron cargo de la educación y crianza de Mortimer y sus extravagantes hermanos, el chalado "Teddy Roosvelt" (John Alexander) y el inquietante Jonathan (Raymond Massey).


Raymond Massey Y Peter Lorre son Jonathan Brewster y el Dr. Einstein

HOMICIDIO VERSUS EUTANASIA

De vez en cuando nuestras conciencias despiertan de su letargo golpeadas por terribles noticias que nos demuestran cómo determinados desalmados, generalmente cuidadores de personas mayores en asilos o residencias de la tercera edad, se convierten en los verdugos de las víctimas indefensas cuya custodia y bienestar les habían sido encomendados.

En España, el caso más reciente es el de Joan Vila, el despiadado celador del geriátrico La Caritat de Olot (Girona), que liquidó a 11 ancianos "que le estimaban y querían". Ninguno de ellos le había solicitado la eutanasia. En el Reino Unido, otro célebre asesino fue el macabro Dr. Harold Shipman, que empleaba sobredosis de morfina para eliminar a muchos de sus pacientes, generalmente mujeres mayores de 75 años que vivían solas.

Pues bien, mucho antes de que ambos criminales iniciaran sus despreciables andanzas, en la ficción cinematográfica las afables hermanas Brewster se dedicaban a darle el pasaporte para la otra vida a los hombres mayores y solitarios que acudían a su casa embaucados por un inocente cartel de alquiler de habitaciones.


Mortimer departiendo con sus tías Martha y Abby

EL ENVENENAMIENTO

Haciendo caso de su propio testimonio, las terribles viejecitas empleaban un cóctel mortal a base de arsénico, estramonio y "una pizca" de cianuro, todo ello convenientemente vehiculizado en un inofensivo vino de bayas de saúco, que ellas elaboraban y añejaban personalmente. Empleaban el licor porque no conseguían camuflar adecuadamente los venenos en el té, porque le proporcionaban un sabor particularmente desagradable... 

Las ancianas guardaban los sombreros de sus víctimas en una alacena mientras  los cadáveres eran enterrados en el sótano por Teddy el Chiflado, que en su delirio creía estar dándole sepultura a las víctimas de una epidemia de fiebre amarilla desencadenada durante la construcción del famoso Canal de Panamá.

El arsénico suele emplearse como rodenticida. Simplemente recordar aquí que la ingestión oral aguda de esta sustancia se asocia a  síntomas gastrointestinales (quemazón en la boca, náuseas y vómitos) y neurológicos (encefalopatía, convulsiones y coma). Al ser un tóxico muy potente también puede resultar mortal. Su antídoto de elección es el dimercaprol.

Existe otra intoxicación crónica, por la exposición continuada al arsénico que provoca anemia hemolítica (destrucción de los glóbulos rojos), nefropatía tóxica, afectando además a la piel y al sistema nervioso.

Respecto al estramonio, la planta Datura stramonium contiene en todas sus partes (especialmente hojas y semillas) gran cantidad de alcaloides ricos en atropina, escopolamina e hioscinamina. Su intoxicación provoca un síndrome anticolinérgico, con retención urinaria, visión borrosa, boca seca, náuseas, vómitos, taquicardia, hipertensión, convulsiones, delirio, coma e incluso la muerte. Estos efectos pueden revertirse, bajo estricto control hospitalario, empleando fisostigmina.



Por último, el cianuro actúa inhibiendo el complejo citocromo oxidasa, alterando la respiración celular e impidiendo que el oxígeno que transportan los hematíes llegue a las demás células del organismo. Su uso industrial es diverso y generalizado; en el holocausto judío, durante la Segunda Guerra Mundial fue empleado por los nazis en las cámaras de gas, en forma de cianuro de hidrógeno o Zyklon B. Con fines suicidas o criminales, se ha empleado por vía oral en forma de sales cianuradas. Su intoxicación aguda puede provocar desde un cuadro leve consistente en cefalea, vértigo, debilidad muscular, disnea, angor y convulsiones, hasta un cuadro más grave en el que la respiración se va haciendo irregular, con midriasis y enfriamiento corporal progresivo. Es característico de esta intoxicación un intenso olor a almendras amargas.

CINEFILIA

Esta película cuenta con un valioso elenco de actrices y actores de reparto, entre los que destacamos a los intérpretes de los ineficaces policías del barrio, el Sargento Brophy (Edward McNamara) y el agente O´Hara (Jack Carson). Ambos lucen en su uniforme la insignia de la comisaría 69 de Nueva York, que en la actualidad sigue prestando sus servicios en Brooklyn.


Brophy y O´Hara forcejean con Jonathan Brewster

El villano de la película es Jonathan Brewster, un psicópata asesino que ha ido dejando el planeta sembrado de cadáveres, desde Australia hasta los EEUU. Su angulosa faz está surcada por tremendas cicatrices, frustradas intervenciones de cirugía plástica para hacerle irreconocible ante la justicia. Su socio es el pusilánime Dr. Einstein (impecable Peter Lorre), que asegura haberse licenciado con éxito en Medicina en la Universidad de Heidelberg.


Peter Lorre es el Dr. Einstein

Este actor, icono del cine de terror y de misterio, desempeñó a lo largo de su prolífica carrera diversos papeles de galenos trastornados, como aquel inquietante Dr. Gogol de "Las manos de Orlac" (Karl Freund, 1935).

Otros actores de reparto destacables por su generosa aportación al éxito de esta película son Edward Everett Horton como el Sr. Whiterspoon, James Gleason como el enjuto Teniente Rooney, y Garry Owen, encarnando al sufrido taxista que nunca llega a cobrar su última carrera.

Siguiendo las notas de Gregorio Belinchón que acompañan la cuidada edición en DVD de esta película, patrocinada en España por El País y Telefónica, descubrimos que Frank Capra rodó este film en un tiempo record en los estudios de la Warner, en Burbank (California). 

El equipo de escenografía construyó allí los decorados del caserón de los Brewster, vaciaron sobre ellos infinidad de sacos de hojas secas que aventaban con potentes ventiladores, y construyeron una miniatura del famoso puente de Brooklyn para darle mayor credibilidad.


Capra eligió a Josephine Hull y a Jean Adair para encarnar a las hermanas Brewster. Ambas actrices representaban sobre los escenarios de Broadway a las entrañables ancianitas asesinas. Fueron "prestadas" por los productores teatrales durante sus 4 semanas de vacaciones, para actuar en la película.

Sin embargo, el cineasta hubo de conformarse con Raymond Massey para el papel del malvado Jonathan. El mismísimo Boris Karloff era el actor que interpretaba a este personaje en Broadway, pero las condiciones leoninas de su contrato impidieron que actuara en el film. La caracterización especial de Massey, con aparatosas cicatrices en la cara, le proporcionaron un extraordinario parecido con el protagonista de "Frankenstein" (James Whale, 1931). En varias escenas se alude constantemente a esta circunstancia...


Boris Karloff, inolvidable Frankenstein

Los 100000 dólares cobrados por Cary Grant en concepto de salario por esta película fueron donados íntegramente por el actor a un fondo de caridad para la guerra.

Una de las lápidas del decrépito cementerio de Brooklyn hace referencia a un tal Archie Leach, el verdadero nombre de Cary Grant antes de adquirir la nacionalidad norteamericana.

Antes de triunfar como artista en Hollywood, Cary Grant vivió una existencia turbulenta como cómico de la legua. En una ocasión, sufrió una fiebre reumática que lo mantuvo alejado de los escenarios durante cierto tiempo. Y fue precisamente la actriz Jean Adair la encargada de sus cuidados.