sábado, 25 de julio de 2009

THE LIBERTINE



Johnny Depp es "El Libertino"



Gracias a la magia del cine, retrocedamos una vez más en el tiempo para viajar hasta el convulso reinado de Carlos II de Inglaterra (29 de mayo de 1660 - 6 de febrero de 1685). Con anterioridad, en esta misma bitácora ya habíamos trazado esta misma singladura cuando comentamos sobre la cinta "Restauración" (Michael Hoffman, 1995).

Carlos II de Inglaterra, "el alegre monarca"

Nos encontramos ante una película de tintes históricos dirigida por Laurence Dunmore en el año 2004, inspirada en la obra teatral homónima de Stephen Jeffreys (autor a su vez del guión de este film), donde se nos presentan las tribulaciones de John Wilmot (nuevamente colosal Johnny Depp), conde de Rochester, un genio literario osado, rebelde y libertino que disfrutó de la amistad y de las confidencias del rey Carlos II.

Como privilegiados espectadores asistimos a la especial relación de cariño y odio establecida entre el monarca y el aristócrata; éste último, cual endeble veleta a expensas del viento, tan pronto disfruta de los favores reales como cae súbitamente en desgracia debido a su locuacidad y a su insolencia ("odio a los monarcas, así como a los tronos que ocupan..."), viéndose de esta manera empujado a partir hacia el destierro, lejos de la corte. En cierto sentido, y salvando las diferencias, el personaje del licencioso conde nos recordó al del médico Robert Merivel (antes de su definitiva redención)..., que también alternó el aprecio y el desprecio del lascivo monarca británico.

Estamos en Londres en 1675, el año de fallecimiento del insigne médico Thomas Willis y la fecha que marcó el inicio de las obras de la Catedral de San Pablo, bajo las órdenes del arquitecto Christopher Wren. Se reconstruye una ciudad que había quedado diezmada y arrasada tras padecer sucesivamente la Gran Plaga de peste bubónica (1665- 1666) y el devastador Gran Incendio, a principios de septiembre de 1666.

La azarosa historia de John Wilmot es además la de un enfermo depresivo, alcohólico y sifilítico, uno más de la larguísima lista de personajes ilustres que padecieron esta enfermedad infecciosa: papas (Alejandro VI - el Papa Borgia), artistas (Beethoven), escritores (Baudelaire), políticos (Abraham Lincoln), gansters (Al Capone)...


John Malkovich como Carlos II de Inglaterra



En nuestra modesta opinión, la caracterización de Carlos II está más lograda en este film (John Malkovich, con una nariz postiza ciertamente cyraniana) que en "Restauración" (a pesar de contar allí con la presencia del correctísimo actor Sam Neill para el mismo papel).


El grano grueso de la película cinematográfica, el ambiente brumoso que impregna de cierto tono clorofílico el avejentado color de las imágenes, la impecable dirección artística, la riqueza del vestuario y de la exquisita puesta en escena, la iluminación de interiores proporcionada por cientos de cirios y velas, los poéticos diálogos teatrales, y el fiel retrato de las glorias y las miserias del siglo XVII aportan a este film toda su particular belleza.

Por supuesto, a todo ello hay que añadir la banda sonora del compositor Michael Nyman, especializado en recrear ambientes musicales de la época, como ya había demostrado anteriormente en "El contrato del dibujante" (Peter Greenaway - 1982).

Y como muestra de nuestra devoción, un pequeño regalo para los oídos. La hermosa pieza titulada "If", con el propio Nyman al piano y la aterciopelada voz de la contralto Hilary Summers:

http://www.youtube.com/watch?v=D_ga_3bzoDs&feature=related



Acompañan al conde de Rochester en sus correrías otros dos crápulas, aristócratas y dramaturgos que por si fuera poco existieron realmente; se trata de Sir George Etherege (Tom Holland) y de Sir Charles Sackville, conde de Dorset (el orondo Johnny Vegas). Alrededor de este trío de calaveras orbita como un satélite el joven Billy Downs (Rupert Friend), efebo hacia el que Rochester inclina sus tendencias homosexuales. De hecho, de la película original fue cortada una escena en la que Wilmot y Downs se besaban apasionadamente.


Las mujeres ocuparon un papel primordial en la disoluta existencia de John Wilmot; desde su abnegada y puritana madre, la Condesa de Rochester (Francesca Annis), empeñada en convertir a su hijo en un ciudadano temeroso de Dios, pasando por su sufrida esposa, Lady Elizabeth Malet (interpretada por la delicada Rosamund Pike), hasta sus queridas, la sempiterna Jane (la pelirroja Kelly Reilly), la prostituta que le acompañará hasta los últimos días de su existencia, y la orgullosa Lizzie Barry (Samantha Morton), actriz teatral y amante compartida con el rey, convertida en "el amor de lecho de muerte" que le haría sufrir lo indecible, incluso hasta hacerle perder la cabeza.


LA SÍFILIS




Observemos estos antiguos grabados esquemáticos que muestran los estragos y el tratamiento primitivo de la sífilis:

  • En el de la izquierda, atribuido a Durero (que también padeció la enfermedad) nos muestra las lesiones cutáneas tumorales de un paciente, las gomas sifilíticas. Durante mucho tiempo, las manifestaciones dermatológicas de la sífilis fueron confundidas con la lepra.
  • En el de la derecha aparece una leyenda mencionando el denominado "Mal de Venus", dudoso honor a favor de la diosa griega del amor como patrona de la enfermedad, así como la aplicación de medidas terapéuticas a unos pacientes a base de mercuriales (posiblemente una precursora tina de sudoración como las que empleaba el médico Jean Fernel). Ya en el siglo I de nuestra era, Dioscórides describía las propiedades cicatrizantes del cinabrio sobre pústulas y quemaduras. Si se calentaba este mineral sobre unas escudillas de hierro con tapas de arcilla, se podía obtener el Hydrargyros o "agua de plata" (mercurio), una sustancia líquida especialmente tóxica al ser ingerida.

Durante mucho tiempo, la sífilis también fue conocida como "la gran simuladora", debido a que en las fases iniciales de esta enfermedad (primaria y secundaria) podía facilmente ser confundida con otras patologías. El descubrimiento de los test diagnósticos serológicos puso el punto final a tantas confusiones.

En la película existe una escena en la que el propio Rochester se lleva la mano a un costado aquejado por un súbito dolor abdominal, que él achaca a la ingestión de algún alimento que está pudriéndose en sus tripas... Así se lo cuenta a su criado, un felón rescatado del arroyo y bizarramente apodado Allcock (Richard Coyle).


El matrimonio Rochester posando para un retrato familiar




El famoso retrato de John Wilmot, 2º conde de Rochester coronando con laurel a una pequeña mona, por Jacob Huysmans

Este pintor flamenco católico llegó a la corte inglesa durante la Restauración gracias al mecenazgo de la reina Catalina de Braganza, esposa del monarca inglés Carlos II. Existen dos versiones de esta obra:

  • La primera de ellas propiedad de Lord Brooke, se conservaba en el Castillo de Warwick, hasta que su propietario cambió de domicilio.
  • La segunda es una copia, actualmente expuesta en la National Portrait Gallery de Londres.

ALGUNAS PLANTAS MEDICINALES

En esta película existen unas escenas correspondientes a una representación teatral de "Hamlet" en el teatro de Betterton. Están protagonizadas por Lizzie Barry, en el papel de Ofelia, y recita unos versos del inmortal Shakespeare haciendo mención a unas hierbas medicinales; quizás de esta manera la actriz catalizara sus emociones sobre la muerte mientras se inspiraba en la figura, probablemente ya enferma, del pálido conde de Rochester, presente entre el público:

  • Hinojo: planta utilizada contra el catarro, el dolor de garganta, el asma, la bronquitis, las indigestiones, los cólicos (sobre todo en niños), como antiflatulento, y además favorece el aumento de leche en la lactancia.
  • Aguileña: utilizada en Inglaterra para tratar el ardor de boca y garganta, así como en forma de jarabe para curar las calenturas.
  • Ruda: útil en el tratamiento de la amenorrea, los espasmos gastrointestinales, las parasitosis, las varices y las hemorroides, para el tratamiento tópico del vitíligo y la leucodermia, como calmante para el dolor de oídos y para los dolores estomacales. Debe usarse con prudencia dada su toxicidad y está contraindicada durante el embarazo (puede inducir el aborto) y la lactancia materna.

UNA CURIOSA ANÉCDOTA

Lord Rochester labró definitivamente su propia desgracia tras insultar a su majestad con una representación teatral pornográfica y obscena. Mientras las bailarinas danzaban sobre el escenario, unas mujeres repartieron vistosos consoladores entre el público. En la realidad, del presupuesto de la película se gastaron 3672 libras esterlinas para pagar la confección de estos sofisticados instrumentos, tallados en madera como fieles reproducciones de los auténticos consoladores del siglo XVII.

Tras la funesta representación, el conde de Rochester se convertirá en un prófugo, respaldado únicamente por la compañía de su querido Billy Downs. Tras la muerte de éste en una reyerta callejera, el progresivo declive físico y moral de Rochester finalizará en su propio lecho de muerte. Acompañado por Jane y Allcock, disfrazado como un charlatán italiano, el falso Dr. Bendo, Wilmot se oculta en las ferias estafando al público con sus supuestas pócimas milagrosas.

Además de la pérdida del cabello, de las gomas que destrozan su piel y sus huesos, y de la erupción cutánea típica de una sífilis secundaria, el padecimiento de un cuadro de neurosífilis provoca en John Wilmot la aparición de pérdida de la visión y ceguera, dificultades para la deambulación e incontinencia urinaria. A estos estos síntomas hay que añadir la angustia provocada por el craving y la dependencia etílica.

COLOFON

Para finalizar, hete aquí una curiosidad poéticamente sifilítica; se trata de "Neosifilización", un poema del escritor mejicano Eduardo Poletti que se pasea por la historia y el tratamiento de esta enfermedad. Ingenioso y certero.

http://piel-l.org/blog/archives/3582


Por cierto, Laurence Dunmore dedicó esta película, entre otros, a Marlon Brando...; y dejando volar la imaginación, conviertiendo lo imposible en posible... ¡qué gran conde de Rochester hubiera representado Brando en su juventud!...

1 comentario:

marichuy dijo...

Hola Doctor

"En la carne concupiscente
se estableció tierra permisiva
de dolosa infección lascerativa
que cambia la vida ferviente"

Buen poema en efecto; gracias, ni idea tenía yo de su existencia.

La película me gustó mucho y coincido contigo: muy bien Johnny Depp en el papel de John Wilmot.

Saludos