lunes, 13 de abril de 2009

FARINELLI


Stefano Dionisi es Farinelli, il castrato

¿Podría explicarse, desde el punto de vista estrictamente médico, la historia de un cantante de ópera castrado tal y como se nos muestra en "Farinelli" (Gérard Corbiau, 1994)?

Pudiera ser. Pero, vayamos por partes. Algunas disertaciones suelen comenzar por una definición; nosotros, aquí y ahora, no deseamos ser la excepción.

¿Qué entendemos por castración?

En términos generales, según los diccionarios de la lengua española consultados, supone la extirpación o inutilización de los órganos genitales. En el caso masculino, nos estaríamos refiriendo a la ablación de los testículos, que a su vez puede ser física (emasculación o sección de las gonadas masculinas, por traumatismos, tumores, etc) o química (generalmente mediante tratamientos hormonales). Las castraciones pueden ser totales (extirpación conjunta de pene y testículos) o parciales (sólo las gonadas o, más raramente, sólo una parte del pene).

Sea por el método que sea, cuando los testículos son anulados existen dos secuelas que marcarán para siempre la vida del individuo castrado:
  • en primer lugar, la esterilización, quedando éste incapacitado para tener descendencia;
  • en segundo lugar, la reducción drástica de la secrección de testosterona, manteniéndose únicamente la producción suprarrenal. El déficit hormonal masculino será pues el determinante de la feminización del individuo capado. Recordemos que las células testiculares de Leydig son las encargadas de producir la mayor parte de la testosterona, y que en la zona reticular de la corteza suprarrenal se sintetizan andrógenos secundariamente, incluyendo la testosterona.
Si la castración se provocaba antes de la pubertad, como en el caso de Farinelli, la voz permanecería aguda, el pene hipoplásico, infantil, el vello corporal no se desarrollaría y la apetencia sexual sería prácticamente inexistente. Después de la pubertad, el castrado podría conseguir erecciones e incluso eyaculaciones, por supuesto de un semen carente de espermatozoides.

Repasando la historia, la práctica de la castración masculina se pierde en la noche de los tiempos, posiblemente relacionada con motivos rituales o punitivos; de esta sutil manera, los vencedores evitarían la reproducción de los rivales y enemigos. Ya el historiador clásico Herodoto menciona en su obra la castración de los eunucos, esclavos destinados al servicio de las mujeres de la nobleza egipcia. Al cuidado de las concubinas imperiales también existieron eunucos en la antigua China, donde probablemente también serían capones algunos actores de la ópera china, aquellos especializados en papeles femeninos. Recordemos que en el elenco de este tipo de espectáculos, al igual que en el kabuki japonés, la mujer tenía vetada su presencia.



Estampa clásica de un eunuco en un harén


Desde Asia Menor adoptaron los musulmanes esta atroz costumbre, y la introdujeron en la España mozárabe del siglo IX. En estos casos, la presencia de individuos de apariencia masculina, pero con voces agudas de tonalidad infantil o femenina, sería muy apreciada en los cantos litúrgicos. Los ángeles, los seres espirituales más cercanos a Dios, ortodoxamente tenían la condición de asexuados. Sus voces cristalinas, infinitamente más puras que la del hombre, estarían dedicadas a loar permanente la grandeza del Creador.

LA VIDA DE CARLO BROSCHI, "FARINELLI".



El protagonista de este film existió realmente. Nació en Apulia en 1705 y falleció en Bolonia en 1782. Originario de una familia humilde, fue castrado en la infancia, conservando la voz de soprano el resto de su existencia. En la ficción cinematográfica, Ricardo Broschi (Enrico Lo Verso, el pérfido Gualterio Malatesta de "Alatriste" - Agustín Díaz Yanes, 2006) el compositor y hermano mayor del propio Carlo (Stefano Dionisi) achaca a un supuesto accidente de equitación la responsabilidad de la emasculación prepuberal de Farinelli. El desarrollo de la acción nos revela un hecho bien distinto... La película se inicia con el suicidio de un joven castrato que previamente ha advertido a las voces más delicadas del coro la posibilidad de un destino mucho más cruel...

Hay algún tremendista asegurando que entre los siglos XVII y XVIII, solamente en Italia eran castrados cada año unos 4000 niños, generalmente antes de cumplir los 8 años, con la finalidad de obtener la fama y el éxito como cantantes de ópera o solistas de prestigiosos coros de la iglesia o de la monarquía.


¿Por qué eligió el director Gérard Corbiau a Stefano Dionisi para el papel protagonista, en lugar de un actor de aspecto, digamos más andrógino?

De talla elevada y apariencia claramente masculina, a pesar de su peculiar voz, el personaje de Farinelli parece conservar en todo momento la gallardía de un supuesto vigor sexual, hecho que contrasta con la permanente y necesaria presencia de su hermano Ricardo a la hora de consumar, de manera complementaria, el acto sexual con sucesivas amantes y admiradoras. Hete aquí el simbolismo del preciado albornoz de terciopelo granate, que pasa de las manos de un hermano a las del otro..., el vínculo indisoluble entre ambos. El seductor y el ejecutor.

Intencionada o no, esta contingencia presente en el guión de la película permite adornar las escenas triunfales de Farinelli como cantante lírico, justificando de paso su atractivo más animal por el sexo femenino.

¿Sería posible que la producción suprarrenal de testosterona fuera la responsable de la apetencia sexual y de la supuesta virilidad de Farinelli? Nosotros no lo estimamos así, y entendemos este hecho como una licencia del guionista y del director del film.



A largo plazo, la reducción de los niveles de testosterona provoca una serie de síntomas en el individuo que la padece:
  • descenso del deseo y de la actividad sexual, con menor número y calidad de las erecciones,
  • fatiga física e intelectual,
  • disminución de la masa y fuerza musculares,
  • alteraciones del estado de ánimo: depresión, irritabilidad...
  • disminución y atrofia del vello corporal,
  • osteopenia y osteoporosis,
  • obesidad abdominal por incremento de la grasa visceral.
Existe una amplia iconografía sobre el Farinelli real, pues fue retratado por diferentes artistas, especialmente por su gran admirador Jacopo Amigoni. Es común en todas las imágenes la presencia de una delicada figura masculina, vestido con nobles ropajes, de una belleza casi femenina y rasgos finos, bondadosos y amables.


Retrato de grupo: Farinelli junto al libretista de ópera Mestastasio, la cantante Teresa Castellini y el archiduque de Austria ataviado como un page.
Oleo de Jacopo Amigoni. National Gallery of Victoria, Australia


Retrato de Carlo Broschi, Farinelli. Oleo de Jacopo Amigoni. 1750 - 1752
Real Academia de San Fernando. Madrid



Retrato de Carlo Broschi, Farinelli.
Oleo de Corrado Giaquinto, 1755.
Museo Internacional y Biblioteca de la Música. Bolonia.


Retrato de Farinelli coronado por la musa Euterpe.
Oleo de Jacopo Amigoni. 1734-1735.
Museo Nacional de Arte. Bucarest

Existe una reciente ficción novelada de la vida de Farinelli debida a la pluma de Jesús Ruiz Mantilla (Ed. Aguilar, Madrid, 2007), en la que desde la vejez el personaje repasa su atormentada existencia.

HÄNDEL, PORPORA, FARINELLI...

Este año 2009 se conmemora el 250 aniversario del óbito del maestro Georg Friedrich Händel. Interpretado en esta película por el veterano actor holandés Jeroen Krabbé , su figura resulta aquí ciertamente maltratada; soberbio, engreído y envidioso del éxito del castrado que parece haber inspirado las mejores arias de sus afamadas óperas. De manera libre, en este film Händel fallece después de escuchar a Farinelli interpretando una emotiva aria de su ópera "Rinaldo", la bellísima "Lascia ch`io pianga". En la realidad, a principios de abril de 1759 Händel sufrió un desfallecimiento mientras dirigía "El Mesías". Desde entonces, su estado de salud empeoraría progresivamente hasta su fallecimiento, ocurrido el 14 de abril de 1759, día de Sábado Santo.

El director del film nos presenta una rivalidad artística que me trajo a la memoria aquella confrontación sostenida por Mozart (Tom Hulce) y Salieri (F. Murray Abraham), el príncipe de los mediocres, que popularizó la oscarizada "Amadeus" (Milos Forman, 1984). Destacable también la participación de Omero Antonutti en el papel de Nicola Porpora, el compositor y primer maestro de Farinelli.

Finalmente, una anécdota para cinéfagos: Stefano Dionisi, el protagonista que encarnó a Farinelli, hubo de meterse en la piel del mismísimo Vivaldi en "Antonio Vivaldi, un prince á Venise" (Jean-Louis Guillermou, 2006).

DE EUNUCOS Y CASTRADOS EN LAS PANTALLAS.
  • "Los eunucos" ("Le voci bianche", Pasquale Festa Campanile, 1964) es un denostado film italiano que, en clave de comedia picaresca, y ambientado en la Roma del siglo XVIII, relata la historia de un joven que finge ser un castrati para huir de su miseria original. Descubierto el engaño, deberá elegir entre la pena de muerte o la castración verdadera. Presentada en el Festival de Cannes, en realidad se trata de un desastre cinematográfico al que solamente se puede indultar gracias a la modélica trayectoria profesional desempeñada como guionista por el propio Festa Campanile: "Rocco y sus hermanos" (Luchino Visconti, 1960) y "El gatopardo" (Luchino Visconti, 1963); dos ejemplos magistrales de su buen quehacer.
  • "El último eunuco de China" (Chi Leung Cheung, 1988) narra la historia de Lai Shi (Siu Chung Mok) un joven que consiente ser castrado para entrar como eunuco al servicio de Puyi, el último emperador manchú en China.
  • "El último harén" (Ferzan Özpetek, 1999), retrato lírico de los últimos días del Imperio Otomano, enmarcado por los amores imposibles entre una de las favoritas del harén y un eunuco encargado de su custodia.
PHILIPPE JAROUSSKY

Para aquellos que hayan sido capaces de leer hasta aquí, un premio, un regalo para sus oídos. Escuchen al exquisito sopranista y contratenor francés interpretando la conmovedora "Lascia Chio Pianga" ("Rinaldo", G.F. Händel). No es Farinelli; ni tampoco un castrato... Es la belleza; en estado puro.